El conjunto arqueológico de los Dólmenes de Antequera es uno de los complejos megalíticos más importantes del mundo, inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial en 2016. Se encuentra al sur de la península ibérica, en las zonas serranas de Antequera, al norte de la provincia de Málaga. Se compone de tres construcciones megalíticas (Menga, Viera y El Romeral) alineadas entre sí y con la formación montañosa de La Peña de los Enamorados, pero con distintas orientaciones para sus tres entradas: la de Viera está dirigida hacia el orto solar equinoccial, la de Menga hacia La Peña de los Enamorados, y la de El Romeral hacia la montaña de El Torcal. Más adelante explicaremos la relevancia de esto.
Las tres estructuras megalíticas están enterradas bajo túmulos de tierra y se mezclan con el paisaje natural. Están compuestas por grandes bloques o losas de piedra (ortostatos) que forman cámaras y espacios cubiertos, de forma adintelada en los casos de Menga y Viera, y de falsa cúpula en el caso de El Romeral. Su conservación actual es muy buena, a pesar de los expolios y reparaciones erróneas que han sufrido.
En el Neolítico, aquel paisaje se componía de pinares densos a los pies de las montañas, así como de encinares dispersos, charcas y lagunas rodeadas por alisos, fresnos y avellanos. En las sierras próximas de El Torcal y de Mollina se han encontrado distintas cuevas usadas por los primeros grupos del Neolítico inicial (hace más de 7000 años). En el siguiente milenio se asentaron las primeras comunidades agrarias en la zona, de las que se han conservado restos de varios poblados pequeños. Se dedicaban a actividades como pastoreo, agricultura, caza, pesca, recolección de frutos y fabricación de utensilios de sílex. Distintas poblaciones se establecieron en un asentamiento al aire libre en el llamado cerro de Marimacho, compartiendo códigos religiosos y una noción de pertenencia tribal o clánica.
Hace unos 6000 años, los sucesores de aquellos grupos emprendieron la edificación de la primera y mayor de las tres construcciones megalíticas, Menga. Estos edificios pudieron servir para fijar ideológicamente la presencia y arraigo de las poblaciones en aquellas tierras. En su función como cámaras mortuorias, constituyen depósitos de identidad genealógica y cultural. Como espacios rituales, servirían para realizar ceremonias relacionadas con su mundo simbólico. Del mismo periodo es el sitio de Peñas de Cabrera (Casabermeja), donde existe un importante conjunto de pinturas rupestres rojas de tipo esquemático.
Dolmen de Menga
Está orientado al noreste (acimut de 45º), hacia un hito terrestre, no solar, lo que supone una orientación excepcional en la arquitectura megalítica. La Peña de los Enamorados se asemeja a un rostro humano y, en su sector norte, donde apunta el eje de simetría de Menga (la «barbilla de la cara», llamada Tajo Colorao), existe un espacio que cuenta con un asentamiento y pinturas rupestres esquemáticas coetáneas a Menga, considerado como un probable santuario con valor simbólico.
Menga es el dolmen más grande del mundo y tiene la losa más grande movida en toda Europa, que pesa 150 toneladas. Con los materiales analizados en la excavación de 2005, se determinó por luminiscencia una antigüedad de unos 6000 años. El dolmen se compone de atrio, corredor y cámara funeraria ovalada. Tiene doce ortostatos a cada lado, y uno en la cabecera. El interior de las losas estuvo pigmentado de color blanco. En el atrio se realizarían actividades rituales, y actualmente le faltan dos ortostatos a un lado, tres al otro y una gran losa de cobija.
La presencia de tres pilares centrales es extraña (y falta un cuarto pilar). Estas losas no sirven como contención de la cobija, lo que puede significar que Menga fue un lugar de culto más que de enterramiento.
En 2005 se descubrió la existencia de un pozo de agua dulce en el centro de la cámara, cuya procedencia se desconoce. Su profundidad de 19,55 es similar a la longitud de la cámara de Menga tras el atrio, lo cual hizo plantear distintas hipótesis sobre su origen, pero ninguna se ha podido comprobar. Escritos de 1856 mencionan la apertura circular y una excavación de 2 metros, la cual se volvió a tapar, perdiéndose la estratigrafía. En excavaciones posteriores han ido apareciendo materiales mezclados de distintos periodos (vasijas romanas, monedas visigodas, restos de fauna contemporánea, etc.).
En 2023 se publicó un estudio sobre la procedencia de las rocas y en 2024 otro sobre los conocimientos científicos y de ingeniería que supusieron su extracción y transporte. La cantera era probablemente el Cerro de la Cruz (a 1 km). Tenían un profundo conocimiento de las propiedades geotécnicas y geológicas, el uso de rocas blandas como las calcarenitas permitió trabajar con tamaños tan grandes y las fracturas naturales facilitarían la extracción. Transportaron las piedras cuesta abajo por una suave pendiente de 22° de promedio. Seleccionaron cuidadosamente el sustrato, utilizaron pilares y evitaron infiltraciones de agua, entre otros, para evitar el deterioro de estas rocas blandas y asegurar la estabilidad del dolmen; para ello crearon un túmulo impermeable. La extracción y el transporte de las enormes losas exigieron una planificación intensiva, una logística muy precisa, enormes esfuerzos en mano de obra y grandes cantidades de madera.
Dolmen de Viera
Se fecha en el Neolítico final (hace unos 5000 años), y se empleó también como lugar de culto y enterramiento durante la Edad del Cobre. En los equinoccios, la luz del orto solar ilumina el corredor hasta el borde de la cámara funeraria, la cual siempre queda en penumbra (tal vez simbolizando una diferenciación entre vida y muerte).
En su entrada faltan cuatro losas de cobija. Aquí se conservan grabados de arte esquemático con distintas interpretaciones, como posiciones de constelaciones o planetas. Después, el dolmen tiene un largo corredor de 22 metros en dos tramos, con 16 ortostatos originales, de los que faltan 3. Al final, hay una cámara funeraria. Las losas tenían pigmento blanco a lo largo del corredor y la cámara funeraria estaría pigmentada de rojo, pero los restos de estos colores apenas se aprecian sin la ayuda de tecnología óptica.

Dolmen de Viera, Antequera. De izquierda a derecha: corredor, grabados a la entrada, cámara funeraria, corredor. Crédito: Roberto Sáez
Tholos de El Romeral
Fue el último monumento en construirse, posiblemente en la Edad del Cobre (hace 4000-5000 años). Está formado por un largo corredor, al que actualmente le falta la mitad de su longitud, hecho con paredes de mampostería y once losas.
Una primera cámara funeraria de planta circular está realizada con falsa cubierta abovedada por aproximación de hiladas, con mampostería que termina en una gran losa horizontal. A continuación, una camarita pequeña replica la misma construcción que la primera. Solo las puertas de acceso a las cámaras están construidas con técnica ortostática.
El tholos está orientado a un acimut de 199º, apuntando exactamente a la mayor elevación de El Torcal, alineado con la mitad occidental del cielo. Este hecho se ha interpretado como una decisión simbólica vinculada a la localización de los primeros asentamientos humanos de la zona, y al carácter de santuario que tendría la misma.
En el solsticio de invierno, cuando el Sol está en su punto más elevado, la luz entra hasta la primera cámara funeraria, pero no la segunda, que está a 10º de inclinación respecto a la primera.
Aprende a construir un dolmen (Menga) en 10 sencillos pasos
- Primero se desbroza y prepara el terreno con la ayuda de azadas de piedra enmangadas en astiles de madera y omoplatos de ciervos usados como palas.
- Con la base rocosa al descubierto, se regulariza y prepara la superficie para trazar el perímetro de la zanja.
- Con pigmentos y ayuda de cuerdas y de varas de madera para medir, se traza sobre el suelo el perímetro del edificio.
- En el fondo de la zanja, se excava la línea de cimentación de las losas que conformarán las paredes, con ayuda de picos de astas de ciervo y estacas puntiagudas.
- Se construyen rampas suaves amontonando tierra y piedras por las que desplazar y descender las losas hasta encajarlas en las cimentaciones. Los ortostatos deben quedar cimentados entre 1,5 y 2,2 m en el suelo.
- En la cantera cercana, aprovechando las fracturas naturales de la roca, se introducen cuñas de madera o piedra en ellas y se vierte agua hirviendo para provocar su fractura y obtener las losas.
- Las losas se fijan a una estructura de madera y se deslizan sobre rodillos que se desplazan sobre raíles.
- Se acerca la losa al borde de la zanja lentamente, para después mover sobre ella un peso que provoque el desplazamiento del punto de equilibrio, de forma que la piedra bascule y se inserte en la zanja.
- Con la ayuda de palancas, se sitúa la losa en sentido vertical, se calza con cantos rodados y se rellena el hueco con tierra y piedras.
- Se desbasta la roca para realizar el encaje con las otras losas encajadas previamente. La primera losa sirve de apoyo a la siguiente y así sucesivamente. Por último, se colocan los pilares centrales.
- Se colocan las losas que completan la cubierta y se extrae el material de relleno del interior de la cámara, de forma que las losas de la cubierta van cayendo lentamente hasta descansar sobre las paredes.
- Finalmente, se forma el túmulo con sucesivas capas de tierra y piedras.
¡Imprescindible! Se requiere la participación de toda la comunidad
La construcción requiere de expertos en ingeniería, cantería, carpintería, astronomía, elaboración de sogas… El uso de piedras porosas conlleva el problema de transportarlas sin que se partan. Por ello, hay que preparar un pavimento sin baches para que las piedras no vibren, y luego nivelarlo con travesaños para que los trineos donde van montadas se deslicen. Ante la ausencia de maquinaria pesada para levantar piedras tan grandes, se debe soterrar la estructura para deslizar las losas de cobija convexas sobre los ortostatos y pilares, sin necesidad de rampas. La enorme presión ejercida por las cobijas y el túmulo que lo recubre hace dar a los ortostatos una inclinación de entre 83 y 86 grados, para que se apoyen unos sobre otros creando un reparto de esfuerzos homogéneo. Para que las losas no se rompan por el centro, se le da forma convexa a la cara superior de las cobijas, sobre todo a la losa más pesada, para desplazar los esfuerzos hacia los ortostatos, el mismo principio de los arcos de descarga del techo de las catedrales (Lozano Rodríguez et al., 2024).
La Venus del Torcal
No quería finalizar el artículo sin mencionar a este excepcional objeto. Fue descubierto en la Cueva del Toro, en la sierra de El Torcal, cuyas primeras ocupaciones datan del Neolítico inicial. Este lugar se considera que fue un santuario donde se realizaban actividades relacionadas con la fertilidad, la naturaleza y los antepasados. Recordemos que el tholos de El Romeral está orientado hacia este espacio.
En este contexto, un millar de años antes de la construcción del dolmen de Menga, se fabrica esta pequeña pieza con conchas quemadas, muy difíciles de tratar, que recuerdan a las formas geológicas de las torcas propias del paisaje de El Torcal. Parece una posible estatuilla a la que se han identificado algunos rasgos femeninos, como la gran vulva incisa en sentido vertical. Cada torca podría representar un mes de gestación.

Izq: Venus de El Torcal (crédito Roberto Sáez). Dch: Karst rocks erosion in El Torcal de Antequera, Andalusia, Spain (crédito Jebulon / Wikipedia)




