Tiempo entre fuegos neandertales: posibles lecciones sobre su comportamiento

Tiempo entre fuegos neandertales: posibles lecciones sobre su comportamiento

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El nuevo estudio sobre los hogares del yacimiento neandertal de El Salt (Alcoy, España) puede suponer un avance significativo sobre el conocimiento de la actividad de los grupos humanos en la zona durante el Paleolítico medio.

La unidad X de este yacimiento es un palimpsesto, caracterizado por una gran densidad de materiales arqueológicos y paleontológicos superpuestos de distintas actividades sucesivas, en el que destaca un conjunto de seis hogares datado en unos 52 ka por termoluminiscencia. El análisis por paleomagnetismo de estos fuegos a lo largo de los últimos diez años ha generado un resultado muy interesante. En general, con esta técnica se analiza la dirección paleomagnética que queda preservada en los materiales que fueron calentados. Así, los hogares son potenciales registros de la dirección del campo magnético terrestre en el momento en el que se enfriaron por última vez. En este trabajo, la novedad es que no se han buscado fechas absolutas sino intervalos temporales relativos entre los distintos fuegos. De esta forma, combinando paleomagnetismo y arqueoestratigrafía, el equipo ha logrado averiguar la separación mínima entre cada uno de esos fuegos con una gran precisión, siendo de al menos 20-25 años en dos casos, 70-85 años en un caso, y 85-105 años en otro caso. En total, la secuencia temporal es de al menos 200-240 años.

Implicaciones para entender el comportamiento espacial

Hasta ahora, normalmente se asumía que las ocupaciones humanas en esta zona serían frecuentes y temporalmente poco distanciadas entre sí, pero este estudio demuestra que la distancia entre las ocupaciones en realidad pudo ser de varias décadas e incluso de más de un siglo. Los neandertales podrían estar usando el territorio de forma extensa y ocupar este sitio de forma menos frecuente de lo que se pensaba. Tal vez algunos grupos ni siquiera llegarían a conocerse.

Sin embargo, no debemos olvidar que estos resultados informan sobre el tiempo mínimo entre fuegos, y no necesariamente entre ocupaciones, pues entre fuego y fuego pudieron existir varias ocupaciones. No se puede demostrar ni descartar si se marchaban del yacimiento entre las quemas. Futuras investigaciones podrán cruzar esta nueva información con los resultados de otras disciplinas (análisis de la lítica, análisis de la fauna, arqueología espacial, micromorfología de suelos, etc.), y determinar con más detalle cuántas ocupaciones hubo dentro de la secuencia, y si se observa alguna evidencia de abandono entre ellas.

Lo que sí está narrando este nuevo trabajo es que, para unos pocos centímetros de profundidad de sedimento en los que se incluyen estos fuegos y demás materiales asociados, ha pasado un tiempo considerable, de al menos 200 años. Normalmente, en este tipo de conjuntos suele asumirse que los materiales son sincrónicos o de momentos muy cercanos en el tiempo, y esto tiene implicaciones importantes a la hora de comprender el comportamiento humano, tal vez de forma sesgada, como si se tratara de un único grupo cultural y una práctica. Hasta ahora, no se tenía una evidencia cuantitativa del tiempo que podría estar promediado en este tipo de depósitos con tanta precisión.

Agradecimiento: a Ángela Herrejón, por la información facilitada.

Referencia: Herrejón-Lagunilla, Á., Villalaín, J.J., Pavón-Carrasco, F.J. et al. (2024). The time between Palaeolithic hearths. Nature.  Sigue leyendo