La importancia del cráneo de Kocabaş en el registro fósil hominino

Aunque el cráneo de Kocabaş no suele ocupar titulares, su relevancia en la historia evolutiva humana es indiscutible. Se trata de un fragmento de calvaria datado en 1,1-1,3 millones de años (Ma) (Lebatard et al., 2014). Atendiendo a sus características morfológicas, fue clasificado como Homo erectus por Kappelman et al. (2008), confirmado por Vialet et al. (2012). Se encontró en un bloque de travertino extraído de una cantera cercana al pueblo homónimo, en la provincia de Denizli, en Turquía.

Estamos contemplando a un especimen de Homo erectus a las puertas de Europa, en un contexto de gran carencia de fósiles humanos en el registro de entre hace 1,5 y 1 millón de años. Casi podemos contar los especímenes disponibles con los dedos de una mano. Por ejemplo, en África tenemos los cráneos OH 9 (1,2 Ma), BOU-VP-2/66 en Daka, Etiopía (1 Ma) y Buia en Eritrea (1 Ma). En Eurasia, tenemos fósiles en cuatro sitios españoles: Sima del Elefante en Atapuerca (fragmento facial de 1,1-1,4 Ma y mandíbula de 1,1-1,3 Ma), Barranco León en Orce (diente de 1,4 Ma), Gran Dolina en Atapuerca (la colección de Homo antecessor, de 0,9 Ma) y Cueva Victoria en Cartagena (una falange de 0,9 Ma). Después de estos, son más recientes los fósiles asiáticos de Zhoukoudian LC (0,75 Ma), Sangiran 17 (0,79-1,45 Ma) y Nankin 1 (0,63 Ma).

El cráneo de Kocabaş está compuesto por tres fragmentos del hueso frontal y los parietales. Las superficies endocraneales presentan una excelente conservación. Rasgos típicos que tiene de H. erectus son: marcada constricción postorbital, toro supraorbitario bordeado posteriormente por un surco supratoral que muestra, en su borde inferior, una muesca y tubérculo supraorbitario, y líneas temporales en una posición media alta delimitando una zona frontal infratemporal con una protuberancia clara. También son típicos de erectus el desarrollo de las impresiones vasculares y cefálicas, y la anchura mínima del frontal y la máxima del parietal. El toro supraorbitario masivo de Kocabaş, con un espesor central de 18 mm, se sitúa entre los valores superiores para Homo erectus, cercano al de especímenes asiáticos como Sangiran 17. Además, es indicativo de que el individuo podría haber sido masculino.

Sin embargo, el hueso frontal de Kocabaş es corto y grande y difiere del de H. erectus. Los erectinos asiáticos suelen tener una escama frontal más larga (Vialet et al., 2014). Tampoco muestra ninguna quilla sagital, pero tiene ligeras depresiones parasagitales, lo que le aleja de los erectus chinos.

Un aspecto notable del cráneo son unas marcas endocraneales distribuidas en la superficie frontal. Se trata de impresiones granuladas y coalescentes que inicialmente sugerían un proceso inflamatorio producido por leptomeningitis tuberculosa, lo que constituiría la evidencia más antigua conocida de tuberculosis en un hominino. Por otra parte, la presencia de H. erectus en esta región durante un periodo interglaciar sugiere que las condiciones cálidas facilitaron su migración desde África hacia el norte. Debido a esto, la mencionada condición planteaba la hipótesis de una deficiencia de vitamina D que pudo exacerbar las enfermedades infecciosas en poblaciones de piel oscura migrantes a latitudes más altas. Sin embargo, Roberts et al. (2009) propusieron que se trataban de daños no antemortem sino postdeposicionales.

Por tanto, el hominino de Kocabaş refuerza la hipótesis de que Anatolia fue un corredor en la migración de Homo erectus desde África hacia Eurasia y contribuye, junto el exiguo conjunto de fósiles enumerados antes, a cubrir una brecha temporal en el registro paleoantropológico entre 1,5 y 1 Ma.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.