Maltravieso, pinturas y neandertales

La presencia humana en la zona de Cáceres comienza hace muchos miles de años, gracias a una abundante y constante masa de agua localizada en el Calerizo que formó un sistema de cuevas. Durante el Carbonífero Inferior (359-326 Ma) el espacio sobre el que hoy se asienta Cáceres era el fondo de un mar cálido. Por acción de las fuerzas tectónicas los sedimentos marinos se plegaron y emergieron formando un pliegue sinclinal. El Calerizo de Cáceres es una capa de roca caliza que ocupa la parte central de ese pliegue. A lo largo de milenios el agua fue disolviendo el carbonato cálcico de la roca configurando un importante acuífero, surgiendo de esta zona calcárea un manantial permanente que originó la denominada ribera de El Marco, y moldeando tres cuevas: Maltravieso y El Conejar, próximas entre sí, y Santa Ana.

Santa Ana conserva los indicios más antiguos de presencia humana, de hace alrededor de medio millón de años, cuando distintos grupos humanos (¿Homo heidelbergensis?) alternaban el uso de la cueva con hienas y osos. Hay muchos restos de rinoceronte con marcas de corte y restos de útiles de industria Achelense.

El Conejar está muy deteriorada, pero como dato más significativo, se ha podido determinar que fue habitada por las últimas sociedades de cazadores y recolectores del Mesolítico hace 9000 años, y por los primeros grupos del Neolítico hace unos 7000-8000 años.

Maltravieso se descubrió en 1951 por la explotación del lugar como cantera de piedra caliza para material de construcción. Los primeros hallazgos fueron huesos y fragmentos de cerámica de enterramientos de la Edad del Bronce. El uso como cantera prosiguió hasta 1956, cuando Carlos Callejo (en aquellos momentos conservador del Museo de Cáceres) descubrió representaciones de manos y otras figuras paleolíticas en las paredes, y comenzó a protegerse el lugar como bien cultural. Originalmente la cueva tenía 133 m de longitud (77 m en la actualidad), con 2000 m2 de superficie y 8 salas distribuidas a lo largo de un corredor común que las conecta. Por sus restos arqueológicos destacan tres salas:

  • Sala de los Huesos, con artefactos líticos del Modo 3 o Musteriense, y huesos de gran variabilidad de fauna (lepóridos, hiénidos, équidos, cérvidos, etc.) algunos con marcas de corte, de cronología entre 180-117 ka.
  • Sala de las Chimeneas, con materiales de 21 ka: útiles de sílex, conchas marinas perforadas, un hueso grabado y restos de fauna (lepóridos y équidos principalmente), también algunos con marcas de corte.
  • Sala del Descubrimiento, desaparecida durante los trabajos de cantería que dejaron a la luz la cueva, y donde se hallaron los restos humanos (entre ellos, un cráneo trepanado) y de cerámica de la Edad del Bronce. En total son 11 individuos de diversas edades los encontrados en esta necrópolis.

Cráneo trepanado de Maltravieso (réplica), Edad del Bronce. Crédito: Roberto Sáez

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