La mayoría de las “venus” del Paleolítico corresponden a representaciones de figuras humanas femeninas en las que se destacan ciertos volúmenes y atributos de sus cuerpos (caderas, abdomen, nalgas, vulva, mamas).
Sin embargo, las estatuillas paleolíticas encontradas en Siberia tienen una representación distinta, como las 30 estatuillas de Malta (Mal’ta) de 23.000 años, o la de Buret (Buretj) de 19.000 años, objeto de este post. Suelen ser mucho más estilizadas, menos desproporcionadas, algunas tienen cabello largo y rasgos faciales, y no suelen destacar atributos femeninos. Además, a diferencia del resto, muchas de estas estatuillas siberianas están vestidas.
La venus de Buret reúne todas estas características. Fue fabricada en marfil, y hallada en el Lago Barkal en la rivera derecha de L’Angara en la actual Rusia. Mide 128 mm. Los rasgos faciales están perfectamente definidos: ojos, nariz y boca, y su estudio sugiere una apariencia mongoloide.
Viste el mismo chubasquero con capucha eficaz contra el viento y el agua que se usa actualmente, por ejemplo, recuerda mucho a este otro vestido (ver foto abajo) fabricado en el siglo XVIII por el pueblo Chugach de Alaska, con intestino de morsa e hilo de tendón. Hace 19.000 años emplearon también los mismos materiales, y se ayudaron con cuchillos de sílex y agujas de hueso para tejerlo.
El yacimiento de Buret se caracteriza por los restos de estructuras habitacionales de posibles campamentos de cazadores. La forma de esta estatuilla (brazos pegados al cuerpo, sin manos ni pies) sugiere que podría servir para hincarla en el suelo en una de esas habitaciones, tal como se han encontrado figuras en algunas viviendas antiguas de la zona. En cuanto a su significado, existen varias teorías: amuleto para la caza, diosa de la fecundidad, canon de belleza, etc.