Paleoantropología: novedades 4º trimestre 2023

Paleoantropología: novedades 4º trimestre 2023

¡Terminamos el año! Aquí destaco 34 novedades publicadas en el último trimestre. En total, los cuatro resúmenes trimestrales que he escrito en 2023 suman 143 noticias. Leemos muchas de ellas interpretadas como revelaciones que obligan a reescribir la prehistoria… ¿Realmente tendríamos que reescribir la prehistoria un centenar de veces cada año? Obviamente, no. La ciencia se construye mediante progresivos avances en el conocimiento, unos más significativos que otros, pero también debemos pensar sobre qué es «significativo». Aun cuando los hallazgos de flamantes cráneos fósiles se llevan la atención mayoritaria de los titulares, en paleoantropología estamos viviendo una época dorada donde muchos otros avances no son tan llamativos, pero tienen igual o mayor importancia.

  • Se ha reconstruido digitalmente el cráneo de Pierotapithecus catalanaicus. Se trata de 83 restos de un individuo adulto descubierto en 2002 y publicado en 2004, apodado Pau, que vivió hace 12 Ma (millones de años). Se considera una especie clave para entendimiento de la evolución de los hominoideos. Destaca su diseño corporal ortógrado, precedente a las adaptaciones suspensoras de los homínidos. Podía trepar verticalmente por los troncos y probablemente desplazarse de forma cuadrúpeda por encima de las ramas, pero no se podría suspender de ellas tal y como hacen otros antropomorfos. Los autores sugieren su posición como homínido basal, dado que su forma de la cara es diferente a la de los orangutanes, gorilas y chimpancés actuales, pero su tamaño y morfología corporal se aproximaría a las del último ancestro común de los grandes antropomorfos y los humanos. Sugieren un ancestro homínido distinto de todos los homínidos fósiles y existentes, atendiendo a la forma facial general, y que compartía muchos rasgos con Pierolapithecus [+]. Los hominoideos alcanzaron un primer pico de diversidad hace unos 20 Ma y tuvieron una primera radiación evolutiva en África durante el Mioceno inferior hace unos 16 Ma; a partir de principios del Mioceno medio, algunos grupos migraron hacia Eurasia en una segunda radiación que alcanzó su máximo auge durante el Mioceno superior hace unos 8 Ma. Los simios antropomorfos se quedaron más restringidos a determinadas regiones africanas a causa de cambios ambientales, hasta llegar a su distribución actual en el África tropical y el sudeste asiático.
Cráneo de Pierolapithecus catalaunicus

Cráneo de Pierolapithecus catalaunicus: (I) tal como se recuperó del yacimiento, (C) después del proceso de preparación, (D) modelo virtual 3D. Crédito: K. Pugh et al (2023).

  • A partir del análisis de 487 llamadas de poblaciones de orangutanes de Sumatra (Pongo abelii) y Borneo (Pongo pygmaeus), se concluye que el cambio del paisaje durante el Mioceno desde bosques densos hacia llanuras abiertas pudo haber impulsado a los primeros homininos a desarrollar llamadas más basadas en protoconsonantes. Estas llamadas permitieron una perceptibilidad efectiva más allá de 100 metros de distancia sin requerir repetición, como es característico del comportamiento de llamadas fuertes en primates no humanos, típicamente de tipo vocal.  Esto significó una etapa importante paso para el desarrollo del habla [+].
  • Modelos estadísticos basados en la técnica Estimación Lineal Óptima (OLE, por sus siglas en inglés) indican que el Olduvayense pudo haberse originado hace entre 3,020 y 3,181 Ma en algún momento cercano a la ocurrencia de las herramientas líticas en Lomekwi 3 [+].
  • El sitio de Garba, en Melka Kunture (Etiopía), sigue aportando importantes novedades. En este caso, de acuerdo a los últimos trabajos de datación del lugar, la mandíbula infantil Garba (del nivel E) se convierte en el representante más antiguo de Homo erectus (2,06 Ma de antigüedad). Su adscripción a este taxón se ha confirmado mediante el reestudio del fósil con escáner MicroCT. Adicionalmente, el trabajo ha permitido identificar artefactos de talla achelense en el nivel D, fechado en 1,95 Ma, adelantando en ~0,2 Ma la primera presencia conocida de esta tecnología [+].
  • El fragmento de fémur OH 84 hallado en el Lecho 1 de la Garganta de Olduvai, de 1,84 Ma, parece corresponder a Paranthropus boisei, según su comparación con OH 80. Su característica más importante es la identificación de una combinación única de rasgos que indicarían tanto bipedación terrestre como un componente arbóreo en el repertorio locomotor de este individuo [+].

Fragmento de fémur OH 84. Crédito: J. Aramendi et al. (2023)

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¿Seguro que carnívoros? Sobre la dieta neandertal

¿Seguro que carnívoros? Sobre la dieta neandertal

¿Qué comían los neandertales? En pocas palabras: podemos entender que consumían alimentos variados, pero también dependía del sitio. Veamos varios ejemplos:

Carne

  • En múltiples yacimientos de toda Eurasia se han identificado restos de ungulados medianos y grandes (ciervo, caballo, cabra, uro), como el alimento más común en la dieta neandertal.
  • Pero también comían animales mayores: en Neumark-Nord (Alemania) se han hallado más de 3000 huesos, colmillos y dientes de al menos 57 elefántidos de la especie Palaeoloxodon antiquus, el mamífero terrestre de mayor tamaño en el Pleistoceno (entre 6 y 13 t de peso, hasta 4 m de altura). Este estudio muestra que los neandertales eran capaces de organizarse en grandes grupos para cazar y para procesar el animal (entre 3-5 días de trabajo con 25 individuos involucrados), y preveían la necesidad de almacenar alimento. Otro ejemplo de elefante consumido es el de Preresa (España): un Elephas antiquus asociado a las herramientas de sílex y cuarcita que usaron para procesarlo.
  • Los neandertales de Spy (Bélgica) tenían una dieta muy basada en la carne de la fauna propia de su entorno: rinoceronte lanudo, cabra… Pero hasta un 20% de su fuente de proteínas provenía de hongos y plantas.
  • Hay muy pocas evidencias de consumo de pequeños carnívoros por parte de los neandertales. En Abric Romaní (España) se ha observado el consumo de gato salvaje (Felis silvestris), aparte de otros animales mencionados anteriormente (ciervo, uro y caballo).
  • En Gabasa (España) un diente neandertal muestra un alto consumo de carne y también de tuétano. Los neandertales allí eran un «carnívoro extremo, más que lobos, linces y zorros», opinaron los investigadores.
  • En distintos yacimientos de Europa también se ha visto que consumían chovas (Pyrrhocorax), una especie de aves de plumaje negro y de tamaño similar al de las palomas, que capturarían de noche en las cuevas.

Recursos marinos

  • En la cueva de Figueira Brava (Portugal) comían moluscos (lapas, mejillones y almejas), crustáceos (cangrejo marrón y cangrejo araña), peces (tiburón, anguila, besugo, salmonete), aves (ánade real, negrón común, ganso, cormorán, alcatraz, frailecillo común, garceta, somormujo) y mamíferos acuáticos (delfín, focas). Destaca el consumo de cangrejo marrón, con la presencia en el yacimiento de al menos 33 ejemplares, cada uno de los cuales tendría un caparazón de unos 16 cm y 200 g de carne. Los recursos marinos suponían aproximadamente el 50% de la dieta neandertal en este lugar, siendo el resto proveniente de animales terrestres, como ciervos, cabras, caballos, uros y tortugas.
  • Se ha documentado el consumo de marisco en al menos otros 24 sitios europeos en Grecia, Italia, España, Portugal, Gibraltar, etc.

Plantas y legumbres

  • Las partículas del sarro del grupo neandertal de El Sidrón (España) muestran restos de vegetales y plantas medicinales. Se ha detectado una alta presencia de piñones, musgo y setas provenientes de su entorno boscoso. La ausencia de carne en el sarro se interpreta como un consumo mucho menos frecuente que en otros sitios más al norte de Europa.
  • También hay una notable proporción de vegetales de diversas especies en el sarro de dientes neandertales de Vindija (Croacia), Grotta Guattari (Italia), Grotta Fossellone (Italia), Sima de las Palomas del Cabezo Gordo (España) y Kalamakia (Grecia), incluyendo plantas amiláceas.
  • En los dientes de Shanidar (Iraq) y Spy (Bélgica) se han encontrado restos de palmeras datileras, leguminosas y semillas de gramíneas.
  • En particular, los neandertales de Shanidar (Iraq) tuvieron una dieta compleja y diversa, en la que los vegetales desempeñaban un papel importante, incluyendo algunos que posiblemente se usaban para influir en el sabor. Por ejemplo, los frutos secos y las hierbas silvestres se combinaban a menudo con legumbres, como las lentejas, y con mostaza silvestre. Las legumbres tienen un sabor naturalmente amargo debido a los taninos y alcaloides de la cubierta de sus semillas, así que, mediante técnicas de preparación como el remojo y la lixiviación, seguidas del machacado o la molienda gruesa, eliminaban gran parte del sabor amargo.
  • De vuelta a la cueva de Figueira Brava, también consumían allí plantas y frutas variadas incluidas las piñas, que se cogían de los pinos y con la ayuda de fuego podían abrirse.
  • En El Salt (España), se usaron por primera vez biomarcadores fecales para estudiar la dieta neandertal, detectando así compuestos relacionados tanto con una dieta carnívora (coprostanol) como con una dieta herbívora (5β-estigmastanol y otros fitoesteroles).

Por tanto, aunque eran predominantemente cazadores, se observa que la explotación de las plantas era una estrategia de subsistencia neandertal muy extendida y arraigada. La dieta de los neandertales difería poco en el tiempo y el espacio, tanto en la explotación de alimentos vegetales como animales, y era menos variada que la de los humanos modernos (R. Power et al, 2018). Incluso en el extremo más oriental con presencia neandertal, las montañas de Altai en Siberia, observamos una dieta basada en ungulados de tamaño medio y grande (bisonte, caballo) y en plantas variadas, similar a la de otros sitios europeos (D. C. Salazar-García et al, 2021). Por tanto, el consumo de vegetales parece una característica de un nicho dietético extendido y estable.

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Foto de cabecera. Crédito: Tom Björklund

Marcas de corte sobre esqueletos de Palaeoloxodon antiquus de Neumark-Nord. Crédito: S. Gaudzinski-Windheuser et al (2023)