El Sidrón es un complejo kárstico situado en el concejo de Piloña, en el este de Asturias (España). Tiene 500 metros de largo y se formó hace entre 65-23 Ma. La red fluvial del entorno excavó cuatro niveles dentro de la cueva y varios niveles de terrazas y valles en el exterior. De hecho el arroyo principal de la depresión de El Sidrón se sume en el interior del sistema kárstico.

En 1994 cuatro espeleólogos gijoneses encontraron por azar dos mandíbulas. Dado que la cueva fue refugio durante la Guerra Civil Española, las entregaron a la Guardia Civil. Se llevó a cabo un estudio judicial y administrativo que finalizó en el año 2000 y comenzó la investigación científica.

El estudio de la cueva está produciendo valiosísimos resultados. Destacan los restos de al menos 13 individuos neandertales de hace 49.000 años, que son el objeto de este post, pero también algunas variedades endémicas de murciélagos e insectos.

¿Quiénes eran los neandertales de El Sidrón? 

Los huesos llegaron al interior de la cueva tras un evento catastrófico, posiblemente una gran tormenta, que provocó la inundación de la cueva con una colada desde un abrigo exterior que contenía barro, cantos, huesos y útiles líticos. Estos huesos conforman el conjunto de restos neandertales más completos de la Península Ibérica. A continuación resumo las características de esta colección:

• 2.500 restos óseos que representan a todas las regiones del esqueleto.
• Corresponden al menos a 13 individuos.
• Por edades: 7 adultos, 3 adolescentes, 2 juveniles, 1 infantil.
• Se sabe el género de 9 de ellos: 3 mujeres y 6 varones.
• Estatura: entre 1,60-1,65 m.

¿Qué nos dice su morfología?

Craneal:

• Cráneo plano y bajo. Capacidad encefálica media 1500 cc.
• Frente baja e inclinada hacia atrás. Arcos superciliares grandes.
• Abertura nasal muy ancha. Pómulos hacia atrás y proyección de la cara media.
• Carencia de fosa canina.
• Moño occipital.

Postcraneal:

• Huesos y articulaciones robustas. Canal medular pequeño y pared ósea gruesa.
• Inserciones musculares que indican una fuerte musculatura.
• Muestras de canibalismo en muchos huesos de todo el esqueleto: marcas de corte e impactos de fractura y mordeduras para la descarnación y extracción del tuétano. Estas evidencias se hallan sobre todo en adultos, pero no todos los individuos las muestran. Por ahora no se ha encontrado más información para determinar si se trató de una función nutricional o ritual.
• 17 anomalías congénitas distribuidas por todo el esqueleto y compartidas por varios miembros de la familia: en las vértebras cervicales, huesos de la muñeca, el pie, la nariz y la mandíbula. Estas anomalías pueden deberse a una baja diversidad genética por endogamia en aquella población neandertal, lo cual también se refleja en la retención de caninos de leche.

¿Qué nos dicen sus dientes?

• Los dientes muestran marcas de hipoplasia, que reflejan carencias alimenticias durante la niñez (detenciones temporales del crecimiento).
• Las partículas del sarro muestran restos de vegetales, carnes y plantas medicinales: por ejemplo, masticaban corteza de álamo, una fuente natural de ácido salicílico (ingrediente analgésico de la aspirina), camomila (que facilita la digestión) y aquilea (que tiene propiedades antiinflamatorias). También en el sarro se ha encontrado ADN del antibiótico natural Penicillium.
• Los restos de placa dental también sugieren que vivían en ambientes cargados de humo.
• Su dieta tiene una alta presencia de piñones, musgo y setas provenientes de su entorno boscoso, en contraste con otros neandertales como los de Spy (Bélgica) cuya dieta se basaba más en la carne (megafauna propia de su entorno estepario).
• Muestran marcas de palillos de madera.
• Tal como se ha visto en muchos otros neandertales de distintas geografías, usaban la boca como tercera mano para agarrar pieles y otros objetos para su curtido y preparación. Las herramientas que usaban rozaban en ocasiones con los dientes y dejaban estrías. La dirección de estas estrías muestra que los individuos de El Sidrón eran diestros.
• Se han encontrado melladuras en los incisivos y caninos que indican que reavivaban el filo de las herramientas líticas.

¿Qué nos dice su ADN?

Los restos genéticos encontrados en los materiales de El Sidrón tienen el privilegio de suponer una de las mayores aportaciones al conocimiento del genoma neandertal, junto con los fósiles de Vindija, Feldhofer, Denisova y Mezmaiskaya, gracias al proyecto internacional Genoma Neandertal dirigido por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), y también a los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universidad Pompeu-Fabra) en España.

Este proyecto nos permite conocer información como por ejemplo:

• Tenían el pelo rojizo.
• Tenían las mismas variantes genéticas que los humanos modernos en el gen relacionado con la base neuronal del habla, es decir, que probablemente tenían la capacidad del lenguaje.
• El ADN mitocondrial nos dice además que 3 varones adultos de El Sidrón pertenecían a un mismo linaje, y que cada una de las 3 mujeres adultas tenía un linaje diferente. Este patrón se observa en grupos de cazadores-recolectores actuales que practican la estrategia de patrilocalidad (los hombres tienden a permanecer en el grupo donde nacen y las mujeres cambian de núcleo familiar).

Las herramientas de El Sidrón

El conjunto lítico musteriense encontrado hasta la fecha no es muy numeroso, son 358 piezas con estas características:

• 45 son útiles o piezas retocadas, 302 restos de talla y 11 núcleos.
• Los útiles son sobre todo denticulados, lascas Levallois, raederas y puntas Levallois.
• El material es sílex y cuarcita recolectados en las inmediaciones de la cueva y tallados en el interior de la misma.
• El sílex de Piloña es un material muy apreciado por las sociedades paleolíticas de la zona, ya que aparece también en yacimientos situados a muchos km como los valles medios del Nalón o del Cares, y algunos asentamientos en Cantabria.

Arte rupestre 

En El Sidrón existe una galería con pinturas en color rojo y abundantes grabados. Sobre todo se trata de signos y algunos recuerdan a composiciones de tipología vulvar de inicios del Paleolítico Superior, si bien aún no se ha logrado concretar su cronología.