¿Qué queremos saber?
Para entender el porqué de la diferencia actual de roles entre el hombre y la mujer, es importante estudiar nuestro pasado, de dónde venimos y cómo hemos evolucionado, así como nuestro presente y el de nuestros parientes primates más próximos. Por tanto, este estudio implica de entrada buscar referencias y evidencias.
1) En cuanto a las referencias, intentamos entender y proyectar hacia el pasado la situación actual, tanto en las distintas sociedades y culturas modernas, como en las comunidades de cazadores y recolectores actuales documentadas. Y para mirar tiempos muy pasados, no tenemos más alternativa que mirar a nuestros parientes primates más próximos, los chimpancés y los gorilas.
Sin embargo, de los chimpancés nos separamos como línea evolutiva hace 6 o 7 millones de años, y de los gorilas hace más de 10. Y este tiempo tan amplio hace imposible asumir que el comportamiento actual de estos primates pueda tener algún parecido al de los ancestros que compartíamos con ellos hace millones de años. No olvidemos que todas las especies hemos evolucionado en paralelo en todo este tiempo, cada especie ha tenido su propio árbol evolutivo y, aunque nuestro comportamiento básico tiene puntos en común con nuestros parientes primates más próximos, los roles de sus machos y hembras seguramente estarán lejos de los que tuvieron nuestras especies antepasadas, los australopitecinos y los primeros Homo. De ellos, solo sabemos que tenían un gran dimorfismo sexual. Eran uno más entre los grupos de animales carroñeros, no muy numerosos, nada importantes.
2) En cuanto a las evidencias, en la prehistoria tenemos pocas en los últimos 50.000 años, y casi ninguna de más antigüedad. Recordemos que nuestra especie tiene casi 200.000 años, por lo que desconocemos un gran trozo de información. Así que solo nos quedan unas pocas evidencias, algunas referencias sociales, culturales y biológicas, y la imaginación que caracteriza a nuestra inteligencia, que es precisamente el gran factor diferencial que nos hace humanos.