Neandertales y cromañones

Cro-Magnon

La pequeña localidad de Les Eyzies-de-Tayac-Sireuil, en el suroeste de Francia, tal vez no es muy conocida. Sin embargo, está situada en un área rocosa de gran importancia prehistórica, con varios yacimientos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. El más conocido de ellos es el abrigo de Cro-Magnon.

Allí, en 1868 el geólogo Louis Lartet descubrió cinco esqueletos con un aspecto muy moderno. Cro-Magnon 1 se halló en asociación a conchas perforadas, huesos y dientes de fauna, útiles líticos y partículas de ocre que recubrieron el cuerpo, sugiriendo un enterramiento ritual.

El cráneo de Cro-Magnon-1 es muy redondeado y grande (cerca de 1600 cc) y tiene una cara totalmente moderna. La ausencia de dientes y la reabsorción de hueso mandibular indican una edad avanzada del individuo. Una infección fúngica le produjo hoyuelos en la cara y en el frontal. Perteneció a un individuo masculino que vivió hace entre 28.000-32.000 años.

Cromañon, Cro-Magnon 1

Cráneo Cro-Magnon 1. Muestra rasgos anatómicos típicos de los humanos modernos: forma globular, frente alta y vertical, mentón pronunciado, ancho máximo del cráneo hacia la mitad de los parietales. Destaca en este individuo la proyección de los huesos nasales, la forma particularmente alargada del cráneo, la forma bien definida y cuadrangular de las órbitas y el tamaño del proceso mastoideo. Crédito foto: Roberto Sáez

Los rasgos de Cro-Magnon contrastaban con el aspecto de los fósiles neandertales que estaban en pleno boom desde hacía pocos años, debido al hallazgo en 1856 de Neandertal-1 cerca de Dusseldorf, y la presentación de la especie Homo neanderthalensis por William King en 1864, que reunía a otros fósiles descubiertos antes que Neandertal-1 (Engis en Bélgica, Forbes’ Quarry en Gibraltar). También coincidía en el tiempo con la descripción de la industria lítica asociada a los neandertales desde 1860, fruto de los hallazgos en el abrigo de Le Moustier, situado a solo 10 km de Cro-Magnon.

Estaba naciendo un curioso binomio que trataba de contrastar “neandertales y cromañones” que perduró y, de hecho, lo recuerdo con cariño de mis primeras lecciones sobre Prehistoria en el colegio. Todavía hoy no es raro escucharlo.

La Chapelle-aux-Saints

40 años después de Cro-Magnon, otro hallazgo significó un hito espectacular en la historia de los descubrimientos neandertales: en 1908 Amédée y Jean Bouyssonie y Jose Bonneval encontraron el primer enterramiento reconocido en esta especie, en la cueva de La Chapelle-aux-Saints, situada 80 km al este de Cro-Magnon.

Enterramiento La Chapelle-aux-Saints

Reconstrucción del enterramiento de La Chapelle-aux-Saints (Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid). La posición anatómica, los huesos en conexión, la posición en el espacio y la estratigrafía indican el carácter funerario del enterramiento. Crédito foto: Roberto Sáez

Este individuo vivió hace entre 47.000-56.000 años y, además de él, se encontraron 1000 herramientas líticas y restos de 19 renos y 15 bisontes entre otros animales. Un tercio de los huesos de fauna tenían marcas de corte. Tenía una capacidad craneal similar o algo mayor a la de Cro-Magnon 1, de unos 1600 cc.

Murió a una edad entre 25-40 años, y su cuerpo refleja numerosos daños e indicaciones de la edad avanzada: la mayor parte de los dientes faltan o tienen un desgaste extremo, presenta reabsorción mandibular y maxilar, así como varios abscesos de supuración, sordera al menos parcial por deterioro de la estructura ósea del oído, artrosis en los cóndilos mandibulares, hombros, rodilla, en la cavidad cotiloidea del coxal, en las vértebras y, con ello, una curvatura extrema de la columna vertebral. Además, un dedo pulgar del pie roto por aplastamiento. Posiblemente este individuo tuvo que ser cuidado durante varios años de su vida.

Neandertal La Chapelle-aux-Saints

Cráneo La Chapelle-aux-Saints, con los rasgos típicos de los neandertales ‘clásicos’: forma alargada y baja, ancho máximo en el inferior de los parietales, toro supraorbital grande y continuado, hueso nasal ancho, reborde occipital, proceso mastoide reducido, foramen magnum alargado, órbitas grandes y redondeadas. Perdió la mayoría de sus piezas dentales por enfermedad periodontal. Solo conserva un primer premolar en el maxilar y un segundo premolar en la mandíbula, y presenta una gran reabsorción alveolar. Crédito foto: Roberto Sáez

La polémica

Pierre Marcellin Boule, director del Instituto de Paleontología Humana de París en 1911, hizo de La Chapelle-aux-saints un espécimen referencia de su especie, interpretó erróneamente sus síntomas patológicos y construyó una imagen de los neandertales asociada a seres simiescos, brutales y renqueantes:La bestia había caminado con las rodillas flexionadas y arrastrando los pies con la cabeza inclinada hacia adelante, sostenida por un cuello rechoncho y con el dedo pulgar del pie extendido a un lado como los chimpancés”.

“Neandertales y cromañones” se convirtió en un binomio que daba soporte a la “teoría pre-sapiens” articulada por Boule y el anatomista inglés Sir Arthur Keith. Postularon que los humanos modernos tenían una gran antigüedad y que los neandertales no podían ser antepasados de ellos, no solo porque eran seres demasiado grotescos, sino porque los humanos modernos existían mucho antes de que los neandertales evolucionaron. La teoría pre-sapiens influyó en Boule para caracterizar al individuo de La Chapelle-aux-Saints. Esta descripción tuvo una gran resonancia y dio alas a la propagación de esa imagen errónea de los neandertales y su “rudimentaria y miserable” industria musteriense, en contraposición a los cromañones, que tenían “un cuerpo más elegante, una cabeza más fina y que dejaron tantos testimonios de su habilidad manual, de su inventivo espíritu, que fueron los primeros en merecer el glorioso título de Homo sapiens”.

Adicionalmente, a finales del siglo XIX se habían utilizado los fósiles encontrados de humanos modernos para alimentar criterios racistas, frecuentemente presentes en la Antropología de la época. En concreto, Cro-Magnon se asignó a una raza humana antepasada de los caucasoides (y por tanto de los europeos blancos), los fósiles de Grimaldi a los negroides y los de Chancelade a los mongoloides. Sobra decir que cada raza se caracterizaba por distintos rasgos físicos y psicológicos que hacían a unas superiores a las otras. Así, los cromañones se definieron como la población moderna primigenia del continente.

Neandertal La Chapelle-aux-Saints Krupka

Reconstrucción del neandertal de La Chapelle-aux-Saints por Frantisek Krupka basada en el trabajo de Boule y publicada en L’Illustration en 1909. Fuente: talkorigins.org

Modernizando a los neandertales y redefiniendo a los cromañones

A partir de 1957, comenzó a corregirse la imagen errónea de los neandertales que se había extendido durante medio siglo. Los anatomistas William Strauss y Alec Cave describieron a los neandertales con su postura y morfología correctas, de hecho similares a la de los humanos modernos, dando lugar a un nuevo modelo donde “un neandertal adaptado a nuestro tiempo podría pasar desapercibido en el metro de Nueva York”. Sin embargo, ya sabemos que aquella imagen de seres brutos todavía perdura con frecuencia en bromas y tópicos.

¿Y qué hacemos con los cromañones?

Curiosamente, Keith y Boule estaban en lo cierto cuando defendían la gran antigüedad del humano moderno, y también que los neandertales no eran nuestros antepasados directos. Sin embargo, las razones no eran correctas porque los individuos en que basaban sus conjeturas (los cromañones) realmente no eran tan antiguos. Los hombres de Cro-Magnon no representan a los primeros europeos, puesto que los humanos modernos ya habitaban Europa Occidental desde hacía 10.000 años antes.

Hoy en día, empleamos el término “cromañones” para designar informalmente y de forma general a las poblaciones europeas del Paleolítico Superior (desde hace 40.000 años) que, por ejemplo, nos dejaron maravillosas manifestaciones simbólico-artísticas, la talla lítica laminar, la industria ósea específica, o nuevas estrategias de caza.

Y gracias a la paleogenética tenemos información más precisa. Un estudio de Cosimo Posth muestra que en el Último Máximo Glacial (UMG, entre 26,5-20 ka) aquellos cromañones estuvieron a punto de desaparecer de Europa. El haplogrupo M, ausente en los europeos actuales pero muy frecuente en asiáticos, australianos y americanos, está presente en el genoma mitocondrial de los humanos anteriores al UMG, manifestando un cuello de botella demográfico. Los supervivientes volvieron a expandirse por Europea, con una diversidad genética sorprendentemente homogénea a partir del Tardiglaciar (14,5 ka), a pesar de que se mezclarían con otras poblaciones nuevas provenientes de África y Asia.

Más información:

  • Cambiando la imagen de los neandertales | Nutcracker Man [link]
  • Pleistocene Mitochondrial Genomes Suggest a Single Major Dispersal of Non-Africans and a Late Glacial Population Turnover in Europe [link]
Neandertales cromañones

Neandertales y cromañones. Crédito foto: Roberto Sáez

Un pensamiento en “Neandertales y cromañones

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