A orillas del lago Turkana, una muchacha vivió meses…

A orillas del lago Turkana, una muchacha vivió meses…

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A orillas del lago Turkana, en Kenia, una muchacha vivió meses postrada a causa de una grave enfermedad que le provocaba dolores en abdomen y cabeza, mareos, visión borrosa, pérdida de coordinación muscular… Se le fue cayendo el pelo, la piel se le agrietaba y sufría hemorragias internas. Por dicha, tuvo a su lado a alguien (cuya identidad desconocemos) para cuidar de ella día y noche, acercarle agua y comida, protegerle y acompañarle hasta su fallecimiento.

Esta situación parece una de tantas en que personas atienden a personas, forma parte de nuestra vida cotidiana. Lo singular del caso es que sucedió hace casi dos millones de años. El estudio de los fósiles encontrados en el yacimiento de Koobi Fora ha permitido a los arqueólogos reconstruir la patología de esa mujer de la especie Homo ergaster que solo pudo sobrevivir algún tiempo con ayuda. Sus huesos son un testimonio conmovedor de los inicios de la sociabilidad entre nuestros ancestros homínidos.

Decía Ortega que estar abierto al Otro es un estado permanente y constitutivo del ser humano. Pero ¿es una cualidad exclusivamente humana? Porque la Red rebosa de vídeos y de testimonios de animales que colaboran entre sí, que socorren a congéneres en apuros o que parecen sumirse en duelo por sus amos. ¿Cuándo empezó a manifestarse en la historia la compasión, el altruismo y el mutuo cuidado como comportamiento sistémico de nuestra especie? Hasta hace poco ello se asociaba a los modernos, a nuestro camino evolutivo más reciente, pero casos como el citado de la muchacha de Koobi Fora o el de ‘Benjamina’, la niña discapacitada de Atapuerca (cuyo cráneo ha sido definido como «la primera muestra de amor fosilizado»), revelan que esa intencionalidad viene de épocas muy lejanas.

Muchos científicos piensan que la identificación emocional tuvo un papel determinante en el desarrollo de comportamientos humanos y en nuestros modos de vida. Lejos de hacemos animales más vulnerables, esa capacidad permitió al grupo superar las dificultades y salir adelante. Por añadidura, la reciprocidad social proporciona satisfacción, lo que favorece la selección de genes que nos inclinan a cooperar y a la apertura al Otro, De manera que, desarrollando la empatía, experimentamos el placer de descubrir el mundo mental de los demás.

Todo lo anterior lo explica con claridad y en síntesis el ingeniero y divulgador científico Roberto Sáez en un libro de reciente aparición titulado ‘Evolución humana: Prehistoria y origen de la compasión’ (editorial Almuzara). Encandilante y conmovedor.

¿Cuándo empezó a manifestarse en la historia la compasión, el altruismo y el mutuo cuidado como comportamiento sistémico de nuestra especie?

Por Juan Aguirre. Artículo publicado en EL DIARIO VASCO Artículo "Prehistoria de la compasión" por Juan Aguirre en El Diario Vasco (20 octubre 2019) Sigue leyendo

200.000 años de mestizaje recurrente entre neandertales y humanos modernos

200.000 años de mestizaje recurrente entre neandertales y humanos modernos

Utilizando genomas de 2000 humanos modernos, así como de tres neandertales procedentes de Vindija (Croacia) y de las cuevas de Denisova y Chagyrskaya (montañas de Altai, Rusia), mediante técnicas de aprendizaje automático se ha conseguido mapear el flujo genético recurrente entre estas especies humanas durante los últimos 200.000 años (Liming Li et al., 2024). Este trabajo aporta interesantísimos hallazgos que ayudarán a orientar nuevos estudios sobre cómo y cuándo se produjeron eventos de hibridación de las dos especies:

  • Una primera oleada de contactos sucedió hace unos 200-250 ka (miles de años), otra hace unos 100-120 ka, y la mayor de las tres hace unos 50-60 ka.
  • Los genomas neandertales de Vindija y Altai tienen un 2,5% y 3,7% de secuencias introgresadas por humanos modernos (HM), respectivamente. Los neandertales absorbieron ADN de los HM al menos en dos ocasiones, y esto tuvo un impacto significativo en el genoma neandertal, especialmente en los primeros episodios de mestizaje.
  • Este análisis descarta que ocurriera un largo período de estancamiento tras el surgimiento de nuestra especie, sino que demuestra una rápida migración hacia fuera y dentro de África tras nuestra aparición, tal como venimos observando de manera creciente en el registro fósil euroasiático. Los HM interactuaron con neandertales y denisovanos con más frecuencia y antes de lo que se reconocía anteriormente.
  • Buscando rastro de HM en los genomas de los neandertales, se observa que los descendientes de esas primeras oleadas de apareamientos entre neandertales y HM debieron de permanecer con los neandertales, por lo que no dejaron ningún registro en los humanos vivos.
  • Además, se ha obtenido una nueva estimación del tamaño que alcanzaría la población neandertal, bastante inferior a la que se pensaba. Cuantificaciones anteriores estaban basadas en modelos genéticos que usan la variación o diversidad genética como indicador del tamaño de la población. El nuevo trabajo observa que la diversidad aparente provenía de secuencias de ADN que habían sido extraídas de los HM, cuya población es mucho mayor, y reduce la población efectiva de neandertales de unos 3400 individuos reproductores a unos 2400.
  • Los autores defienden el modelo de asimilación como explicación de la desaparición de esta especie, según el cual las poblaciones neandertales se fueron reduciendo progresiva y lentamente, estando al borde de la extinción durante mucho tiempo, hasta que el acervo genético de los últimos representantes se absorbió en los HM.

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Paleoantropología: novedades 3er trimestre 2024

Paleoantropología: novedades 3er trimestre 2024

¡Hemos cerrado un trimestre cargadito de novedades importantes! Aquí va mi resumen de las 39 seleccionadas:

  • Una reevaluación de la morfología de los huesos coxales en el Australopithecus prometheus StW 573 de Sterkfontein Member 2 (3,67 millones de años, Ma), comparada con la variación de los huesos coxales en humanos y simios actuales, así como en otros homininos del Plioceno y del Pleistoceno, sugiere distintas morfologías y múltiples formas de bipedalismo entre los primeros homininos, y un «refuerzo firme» de la hipótesis de una segunda especie de Australopithecus en Sterkfontein [+].

Modelos digitales de StW573 y StW 431. Crédito: R. Crompton et al. (2024).

  • Bienvenidos dos nuevos dientes de Paranthropus en Olduvai: los molares OH 92 y OH 30B. Este último procede del sitio Maiko Gully en Frida Leakey Korongo (FLK) y, por su morfología, se ha podido determinar que pertenece al individuo OH 30 hallado en 1969, datado en 1,8-1,7 Ma. En cuanto al OH 92, se halló en el área Bell’s Korongo (BK), pero no se ha podido identificar la capa sedimentaria de donde procede [+].

Dientes analizados en A. Riga et al. (2024)

  • La comparación entre el conjunto achelense de MW5 (Melka Wakena, Etiopía), de 1,37-1,34 Ma, con otros conjuntos anteriores de 1,6 y 1,7 Ma, muestra una mayor planificación previa para la adquisición de materia prima y una mayor inversión en el control de las propiedades morfométricas de los artefactos, que marcan el cambio hacia una tecnología basada en lascas grandes (Large Cutting Tools, LCT) [+].
  • Se ha revisado la datación de los tres yacimientos de Orce (sur de España) que cuentan con algunas de las evidencias más antiguas de homininos en Europa occidental: Venta Micena (1,32 Ma), Barranco León (1,28 Ma) y Fuente Nueva 3 (1,23 Ma) [+].
  • Y seguimos en Orce. Aunque se publicó al final del anterior trimestre, no quiero dejar de mencionar el estudio sobre la interpretación de los restos de megafauna hallados en Fuente Nueva 3. La capa 5 del nivel superior tiene suelos de arenas finas y blandas con presencia de muchos restos de megahervíboros, como Mammuthus meridionalis, que serían consumidos por carroñeros como hienas gigantes (Pachycrocuta brevirostris). En las capas 2-3 del nivel inferior, formadas por limos y arcillas, se han hallado numerosos manuports, piedras no modificadas utilizadas por los homininos como herramientas de percusión para fracturar huesos y acceder al tuétano [+].
  • Barranc de la Boella puede representar una dispersión temprana del Achelense desde África hace unos 1,4 Ma, potencialmente conectada a conjuntos como ‘Ubeidiya. Este trabajo subraya la complejidad de la tecnología lítica durante la aparición de nuevos comportamientos en los conjuntos europeos de Modo 2 inicial, que se extienden más allá de la mera aparición de LCTs [+].
  • La caza humana fue un factor clave en la pérdida de docenas de especies de proboscídeos: la tasa de extinción de estos animales se quintuplicó cuando aparecieron los primeros humanos hace unos 1,8 Ma, y aumentó aún más cuando aparecieron los humanos modernos, según el análisis de miles de fósiles asistido por IA [+]. Hoy en día, solo quedan tres especies de este grupo.
  • La concentración de yacimientos en puntos calientes como el Sistema del Rift de África oriental es un factor a tener en cuenta para evitar el sesgo en nuestra comprensión de la evolución humana. Es una discusión que surge de haber estudiado los mamíferos modernos de cuerpo mediano y grande especialistas del Rift, entorno que representa sólo el 1,6% del rango total de los mamíferos africanos. En particular, los cráneos de primates modernos del Rift suponen menos del 50% de la variación total entre todos los cráneos de primates africanos [+].
  • El genoma humano de alta cobertura más antiguo hasta la fecha es el de Denisova 25, un denisovano de hace 200 miles de años (ka), 80 ka más antiguo que el genoma del neandertal de la cueva siberiana de Chagyrskaya. Se trata de un individuo masculino que proviene de una población distinta de denisovanos tempranos que se cruzaron varias veces con un grupo de neandertales cuya población no había sido detectada antes en el ADN. De ésta heredó el 5% de su ADN. Es el segundo genoma denisovano secuenciado, tras el de la falange distal de Denisova 3 (60-80 ka). Todavía no publicado, este trabajo se anunció en la reunión anual de la Society for Molecular Biology and Evolution [+].
  • Utilizando genomas de 2000 humanos modernos, así como de tres neandertales y un denisovano, se ha conseguido mapear el flujo genético recurrente entre los tres grupos humanos durante los últimos 200 ka: una primera oleada de contactos hace unos 200-250 ka, otra hace unos 100-120 ka y la mayor hace unos 50-60 ka [+].
  • Un fragmento de húmero de 700 ka hallado en Mata Menge (Indonesia) procede de un individuo adulto que mediría unos 100 cm, es decir, unos 6 cm menos que la estatura estimada según la longitud del fémur para el esqueleto de Homo floresiensis de Liang Bua, de 60 ka. De hecho, es el húmero más corto del registro fósil hominino [+]. Recordemos que los molares de Mata Menge también son más pequeños que los conocidos de cualquier otro hominino.

Fragmento de húmero de Mata Menge (izda) a la misma escala que el húmero de Homo floresiensis de Liang Bua (centro y derecha). Crédito: Yousuke Kaifu.

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Thorin, ¿realmente neandertales solitarios?

Thorin, ¿realmente neandertales solitarios?

Existieron al menos dos linajes neandertales en Europa occidental, y posiblemente un tercero todavía nada claro. El individuo apodado Thorin procede de la cueva de Mandrin, en el sureste de Francia. Se descubrió en 2015, en la entrada del abrigo rocoso entre las capas superiores y el nivel B2. Se han encontrado 31 dientes (tenía 34, siendo el primer neandertal hallado con molares supernumerarios), así como su mandíbula, fragmentos del cráneo, falanges y otros restos óseos. Thorin está asociado a un abundante registro arqueológico de neandertales tardíos, que está fechado hace entre 50-42 ka (miles de años).

Reconstrucción de la mandíbula y dientes de Thorin. Crédito: Ludovic Slimak

El material genético conservado en los dientes y en la mandíbula de Thorin releva que su población se separó significativamente de los neandertales llamados clásicos durante más de 50 ka, desde hace unos 105 ka hasta su extinción, hace unos 42 ka. Estos neandertales clásicos son los que cuentan con los rasgos morfológicos más típicos que tanto nos gusta ilustrar cuando establecemos una comparación con los humanos modernos: cara media proyectada, moño occipital, toro supraorbital, cráneo alargado que abarca un cerebro grande, caja torácica y pelvis anchas, etc. El estudio morfológico de esos 31 dientes muestra que tienen rasgos típicos de los neandertales del MIS 5–3, así como un desgaste oclusal avanzado, especialmente en los dientes anteriores, lo que sugiere la participación de sus dientes en actividades paramasticatorias o no masticatorias, como se observa en muchos otros individuos de esta especie.

El genoma de Thorin también ha permitido identificar a un antepasado suyo (perteneciente a su mismo linaje), el individuo Gibraltar-1 (Forbes’ Quarry, apodado Nana), con una antigüedad estimada de 80-100 ka, aunque no está bien datado (Stringer, 2025). Además, parece sugerir la existencia de un linaje neandertal “fantasma” en Europa en la misma época, distinta de tanto de los neandertales clásicos como del grupo de Thorin.

Gibraltar-1 (Nana). Crédito: Roberto Sáez

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La nueva mandíbula de Australopithecus anamensis sí hace replantear algunas cuestiones

La nueva mandíbula de Australopithecus anamensis sí hace replantear algunas cuestiones

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En 2011 se descubrió una mandíbula de hominino en Ileret (Kenia), concretamente en el área paleontológica 40, al noreste del Lago Turkana. Su número de catálogo es KNM-ER 63000 y está datada en unos 4,3 Ma (millones de años). Cabe destacar que los restos paleontológicos y arqueológicos en esta región pueden fecharse con mucha precisión, gracias a la presencia de capas volcánicas que permiten dataciones radiométricas, así como a la estratigrafía que se ha ido definiendo y revisando a lo largo de décadas.

El fósil KNM-ER 63000 es un fragmento mandibular bastante desgastado y erosionado, que incluye una corona de M2 rota y alvéolos en otras posiciones dentarias. A pesar de esto, conserva suficiente anatomía diagnóstica en el cuerpo mandibular anterior y la geometría de la arcada dentaria para ser atribuido a Australopithecus anamensis. Destacan dos rasgos en particular: 1) el eje de la sínfisis fuertemente inclinado con una superficie externa basalmente convexa y recortada y un cuerpo lateral que se extiende inferomedialmente debajo de la fila canino-premolar, y 2) la alineación del alvéolo canino con el eje poscanino.

En 2019 ya sorprendió la antigüedad de 3,8 Ma estimada para el cráneo MRD VP-1/1 de Au. anamensis, encontrado en 2016 en Woranso-Mille (Etiopía), ya que indicaba la coexistencia de representantes de Au. anamensis durante unos 100.000 años con sus teóricos descendientes, Au. afarensis, representados, por ejemplo, por el hueso frontal BEL-VP-1/1 de Belohdelie datado en 3,9 Ma (Asfaw, 1987; Haile-Selassie et al., 2019). Es probable que los taxones Au. anamensis–Au. afarensis se superpusieran en el tiempo (Du et al., 2020), lo que cuestionaría su relación directa que suele asumirse de ancestro-descendiente mediante evolución anagenética.

En esta ocasión, la sorpresa radica en que se extiende el límite temporal de la aparición de Au. anamensis hasta los 4,3 Ma. Hasta ahora, se asignaba una antigüedad máxima de 4,2 Ma para los fósiles de esta especie procedentes de Kanapoi (Kenia), como el maxilar KNM-KP 29283 y la mandíbula KNM-KP 29281 (holotipo de la especie).

¿Cuál es la importancia de este hallazgo?

Recordemos a Ardipithecus ramidus, uno de los homininos basales, que vivió hace 4,5-4,3 Ma (White et al., 1994; Semaw et al., 2005). Esta especie tiene un gran protagonismo en la literatura científica sobre evolución humana, ya que se conoce el 45% del esqueleto de Ardi, una hembra de 120 cm y 50 kg, incluyendo algunos huesos clave para entender su anatomía (cráneo, dientes, pelvis, manos, pies, brazos y piernas). Ardi ha permitido realizar importantes planteamientos sobre el contexto, ritmo y modo de la evolución de los primeros homininos (por ejemplo, el posible origen de la bipedación en ambiente boscoso), y sugerir que los primeros representantes de Australopithecus podrían haber descendido de Ardipithecus ramidus (White et al., 2009). Sin embargo, este argumento parece debilitarse ahora en el caso de Australopithecus anamensis, debido a la brecha morfológica entre ambos, especialmente en la notable diferencia de robustez observada en el sistema masticatorio. 100.000 años de diferencia no parecen suficientes para sustentar una relación filética entre ambos taxones. Sigue leyendo