Continuación del post «Las evidencias más antiguas de control del fuego«, para reflexionar con más calma sobre el tema…
«Criaturas del Fuego» es el término con el que denomina el antropólogo Richard Wrangham a los primeros humanos capaces de controlar el fuego, hito que influyó decisivamente en la evolución humana. Veamos cómo el fuego nos pudo ayudar tanto a ser «más humanos»:
Primera clave: la alimentación
Hace 4,4 Ma. una especie en la actual Etiopía, Ardipithecus ramidus, era capaz de caminar erguido. La bipedación produce una reducción de la capacidad torácica y del aparato digestivo. Se alimentaba de hierbas e insectos, pero el aporte de proteínas no fue suficiente como para ayudar a crecer el cerebro.
Hace 2-1,5 Ma. Homo habilis/erectus comenzaron a extraer la médula ósea y eran carroñeros oportunistas, incorporando la carne a su dieta. Pero fue la cocción de la carne el factor decisivo para el desarrollo de nuestro cerebro. Pasamos de procesar la carne reblandeciéndola a palos, a procesarla cocinándola.
Segunda clave: la cocción
Cocinar la carne da un beneficio inmediato: menor gasto de energía. El mencionado Richard Wrangham y Stephen Secor compararon la energía gastada por una serpiente en la digestión de carne entera, cocida y molida+cocida. En el caso de la carne cocida el gasto de energía era un 12% menor, en el caso de molida y cocida un 23% menor. La absorción de los nutrientes es mucho más sencilla por la desnaturalización de las proteínas: el calor gelatiniza la matriz de colágeno en la carne animal, pero además abre las moléculas de carbohidratos en los vegetales que nuestros antepasados también aprendieron a cocinar.
¿Qué despertó la necesidad o el instinto de cocinar? Ninguna otra especie animal hoy sabe cocinar, pero sí buscan los alimentos cocinados: se ha observado que los chimpancés consumen las semillas que se cocinan en los incendios naturales, salen en busca de ellas. Nuestros antepasados pudieron seguir un comportamiento parecido: tal vez ya conocían las ventajas de los alimentos cocinados, tanto vegetales como animales, antes de controlar el fuego.
Muchas dudas a resolver (si podemos)
1- Las evidencias encontradas de posibles fuegos
Tal como escribí en el anterior post, algunos yacimientos como Swartkrans son muy antiguos, pero los restos de supuestos fuegos encontrados en ese o en otros lugares pueden corresponder a incendios naturales, a la coloración del suelo por magnesio sin intermediar un fuego, o al desplazamiento y enterramiento de productos quemados desde otro lugar.
2- La extensión del control del fuego
La presencia de estructuras circulares de piedras quemadas son evidencias inequívocas de control de fuego, aparte de los análisis químicos de los restos. De esta forma, se sitúan en el intervalo de hace 300-230 Ka. las primeras manifestaciones de control del fuego (ver algunos ejemplos en el anterior post: Terra Amata, Zhoukoudian, Menez-Dregan, etc.), y hace en torno a 125 Ka. el control extendido del fuego.
Un reciente estudio sobre 43.000 herramientas de piedra en la cueva de Tabun (Israel) establece allí el uso regular del fuego hace 320-350 Ka.
3- El fuego para otros usos
Tiene aún mayor complejidad conocer cuándo comenzó a utilizarse el fuego para otros usos aparte de la cocción. Por ejemplo, sería normal que se empleara para darse calor antes que para cocinar, ¿pero cuánto antes? ¿y ya se haría de forma controlada?
Así mismo, los incendios naturales son un importante punto de concentración de posibles alimentos: algunas aves rapaces se acercan para cazar insectos y animales que huyen, depredadores terrestres para consumir animales quemados, bóvidos que lamen las cenizas por su contenido en sal, mamíferos que buscan el suelo radiante. Normalmente, los humanos tendrían también un papel en estos puntos de concentración, bien como participantes pasivos dentro de la secuencia de carroñeros o depredadores, o bien como participantes activos que provocaban dichos incendios para atraer a la futura comida.

Encendedor
En definitiva (por ahora)
Que el fuego influyó en la evolución de nuestro cerebro es indudable, y probablemente de forma decisiva para diferenciarnos del resto de homínidos (nuestro cerebro tiene hoy 86.000 millones de neuronas, frente a los 28.000 millones de los chimpancés).
El cerebro humano no es el más grande del reino animal, pero sí el que tiene las redes neuronales más complejas y empaqueta con mayor eficiencia sus diferentes tipos. Representa solo el 2% de nuestro peso corporal pero consume en reposo el 20% de nuestra energía. La energia que gastaban nuestros antepasados fue desviándose desde la masticación (a la que, por ejemplo, los chimpancés invierten 5 horas) hacia el desarrollo de capacidades de abstracción, innovación, organización y planificación.
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