Ya estaba tardando en hacer una buena visita al Museo de la Evolución Humana (MEH) en Burgos, España. La primera vez que estuve fue hace 4 años, recién inaugurado, pero brevemente y apenas pude disfrutarlo como se merece. Esta vez me propuse dedicarle una mañana entera exprimiendo el tiempo (y aun así se me hizo corta).
Escribiré detenidamente sobre el MEH, pero si tuviera ahora que resumir y recomendar 4 cosas, serían estas:
- La exposición permanente de fósiles humanos originales de Atapuerca, divididos en dos pabellones: los yacimientos de la Trinchera del Ferrocarril (c. 800-950 Ka.) y la Sima de los Huesos (c. 300-500 Ka.). Ambas contienen además fósiles de fauna y útiles líticos encontrados junto a los restos humanos.
- El salón de los homínidos, con réplicas de los principales cráneos fósiles acompañados por pantallas y paneles informativos, y 10 reproducciones de nuestros antepasados más representativos, hechas por paleoartistas con excepcional calidad. Poco que envidiar por ejemplo al Hall of Human Origins del Smithsonian…
- De la excavación al laboratorio: reproducción y recorrido didáctico muy completo de las técnicas arqueológicas empleadas, desde la recuperación de restos en el yacimiento hasta su estudio en laboratorio.
- La teoría de la evolución: una recreación del Beagle, del despacho de Darwin, y una serie de paneles que nos van explicando la evolución, desde las primeras huellas de la vida que conocemos, hasta los primates y qué nos ha hecho humanos.
Pero sobre todo destaco el momento actual del museo, donde se juntan 3 grandes exposiciones – yo diría que de forma irrepetible:
- La permanente.
- La exposición temporal “La Cuna de la Humanidad”, que trae numerosos fósiles de homínidos y fauna de Tanzania. Ya hablé de ella cuando la visité en Alcalá de Henares: ¡fue mi primer post de este blog!, el cual actualizaré en breve.
- La exposición temporal “Cambio de Imagen. Una nueva visión de los Neandertales”, sorprendente, y que merece sin duda mi próximo post en los siguientes días.