Gigantopithecus, orangutanes y paleoproteómica

Este artículo resume nuestro conocimiento sobre el mayor primate que ha existido. El estudio de su morfología tradicionalmente relacionaba a este ser con los ponginos, cuyos únicos representantes actuales son los orangutanes (existen tres especies de ellos) y, gracias a la paleoproteómica, en 2019 se ha confirmado ese vínculo filogenético de Gigantopithecus con Pongo. Comencemos un pequeño viaje por el este asiático…

Comparación Nutcracker Man (Paranthropus boisei, izda) vs. Gigantophitecus blacki (centro) vs. Humano moderno (dcha). Foto: Roberto Sáez

Un poco de historia

  • El primer hallazgo fue en 1935, cuando el paleoantropólogo alemán Ralph von Koenigswald se topó con un molar fósil de gran tamaño en una farmacia de Hong Kong, que identificó como perteneciente a una especie primate desconocida. En los siguientes cuatro años encontró tres molares más en Hong Kong y Guangzhou. Con ellos, definió una nueva especie Gigantopithecus blacki.

  • Liucheng

    Liucheng

    Tras la II Guerra Mundial en los años 50 se abordó la búsqueda del lugar de origen de los fósiles. Dos de los investigadores de Peking Man (1929, Zhoukoudian) encontraron a partir de 1957 en Liucheng (China) cientos de dientes y tres fragmentos de mandíbula inferior, además de varios fósiles de mamíferos enanos. Este yacimiento se estima en 1 millón de años (Ma) de antigüedad.

  • En los años 1960 se descubrieron dientes aún mayores pero en un yacimiento (Wuming) que es 300-400 miles de años (ka) más joven que Liucheng. Esto sugiere que Gigantopithecus siguió una tendencia similar a otros mamíferos que incrementaron su tamaño según evolucionaron durante el Pleistoceno.
  • Además en 1968 se descubrieron dientes y fragmentos de mandíbula mucho más antiguos (6,3 Ma) y de la mitad de tamaño, por lo que se asignaron a una especie distinta, Gigantopithecus giganteus.

¿Cómo era?

Solo se conservan dientes y fragmentos de mandíbulas.

Mandíbula

Mandíbula de Gigantophitecus blacki. Foto: Roberto Sáez

  • Las mandíbulas son muy profundas verticalmente y gruesas.
  • Los molares son planos y de coronas bajas, con esmalte muy grueso para moler.
  • Los premolares son anchos y planos, semejantes a los molares.
  • Los caninos no tienen forma de punta sino que recuerdan a premolares, y los incisivos son pequeños y muy juntos. En conjunto, conforman una herramienta de corte parecida a la de algunas especies de perezosos actuales.
  • Todo indica la adaptación al corte, masticación y molienda de alimentos duros y fibrosos. Se han encontrado incrustaciones de fitolitos que sugieren el bambú como alimento básico, pero no exclusivo.

A partir del análisis de 735 dientes se sugiere una gran diferencia entre machos y hembras, mayor que la observada actualmente en gorilas y orangutanes, indicando una posible competición fuerte entre los machos.

Se han tratado de realizar reproducciones de Gigantopithecus blacki, tomando como referencias primates vivos (gorila) y extintos (babuino gigante). Se estima para «Giganto» una altura de 3 metros y un peso de 540 kg. Aunque se le representa en posición erguida, se considera que su esqueleto y musculatura corresponderían a un ser cuadrúpedo con algún desplazamiento erguido ocasional.

Interpretación de Gigantophitecus. Foto: Antropogenez.ru

El lugar de Gigantopithecus entre los primates

Se han encontrado fósiles en China, India y Vietman. La estructura de la mandíbula inferior es muy similar a la de los orangutanes por lo que, junto con ellos, se considera dentro de Ponginae y descendientes de Sivapithecus (8 Ma, descubierto en Pakistán).

La relación de Gigantopithecus con los ponginos no solo se establece a partir de su morfología, sino que se ha confirmado en 2019 gracias al estudio de 6 proteínas preservadas en el esmalte y la dentina de un molar de G. blacki de 1,9 Ma encontrado en la cueva china de Chuifeng. La paleoproteómica es una disciplina que permite trazar relaciones evolutivas a partir de la secuenciación de las proteínas, moléculas que son más estables que el ADN y no se degradan tan rápidamente. Esta técnica permite confirmar que el pariente actual más cercano a Gigantopithecus es el orangután, y ambos linajes se separaron hace unos 10 Ma. Ese molar ha proporcionado los restos moleculares más antiguos que se han podido secuenciar de un fósil, superando al estudio de un hueso de rinoceronte de 1,7 Ma procedente de Dmanisi (Georgia), estudio también de 2019.

Dado que Homo erectus llegó a Asia oriental hace 800 ka, probablemente coexistió con Gigantopithecus durante medio millón de años. Se han encontrado especímenes de ambos seres en sitios cercanos tanto de Vietman (1965) como de China (1970 y 1987). De hecho, llegó a considerar que una de las causas de la desaparición de Gigantopithecus podría haber sido la competición por los recursos naturales tras la llegada de Homo erectus, pero los últimos estudios matizan esta hipótesis.

Reproducción

Recreación de Gigantopithecus blacki. Foto: Bill Munns, paleoartista

La extinción de Gigantopithecus

El género Gigantopithecus sobrevivió unos 6 millones de años, considerando el conjunto de formas y especies por las que evolucionó. Se ha podido determinar que la extinción de Gigantopithecus blacki ocurrió hace 295-215 ka. Analizando 157 registros de 22 cuevas, se observa que desde hace 2,3 Ma el entorno de esta especie era un mosaico de bosques y pastos que le proporcionaba las condiciones ideales para sus hábitos. Sin embargo, justo antes y durante la ventana de extinción determinada, una mayor variabilidad ambiental provocó el aumento de entornos forestales abiertos. Su pariente el orangután chino (Pongo weidenreichi) logró adaptar sus hábitos dietarios y su comportamiento, pero no ocurrió así con G. blacki. Desde luego, no ayudaría su necesidad de ingerir enormes cantidades de alimento cada día.

Comparación Nutcracker Man (Australopithecus boisei, izda) vs. Gigantophitecus blacki (centro) vs. Humano moderno (dcha)

Comparación Nutcracker Man (Paranthropus boisei, izda) vs. Gigantophitecus blacki (centro) vs. Humano moderno (dcha). Foto: Roberto Sáez

Foto de portada: Recreación artística de un grupo de G. blacki en un bosque del sudeste de China. Crédito: García/Joannes-Boyau (Southern Cross University)

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