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Se acaba de publicar el hallazgo de camas o lechos de hierba de más de 200.000 años en el yacimiento de Border Cave (Sudáfrica), que los humanos realizaron para acondicionar zonas de trabajo y espacios utilizados para el descanso. Además, se ha documentado el uso controlado de fuego en una secuencia completa entre 200 y 38 miles de años (ka).
Es un estudio destacado ya que, al igual que sucede con los objetos de madera, es excepcional encontrar evidencias de uso de plantas en la prehistoria, ya que los materiales orgánicos no se suelen conservar. Resumo las principales conclusiones de este trabajo:
- En el fondo de la cueva se colocaron gavillas de hierba que pertenecen a la subfamilia Panicoideae, a modo de camas y sobre lechos de cenizas. A su vez, en algunos casos los lechos de ceniza eran un remanente de antiguas camas de hierba que fueron quemadas.
- Los lechos de ceniza bajo las camas son deliberados, para crear una base libre de suciedad, aislar las camas y repeler a insectos. En estudios etnográficos previos se han documentado prácticas culturales para evitar picaduras de insectos mediante estratos de ceniza. La ceniza bloquea el aparato respiratorio y succionador de parásitos como las garrapatas u otros insectos plaga y, en ocasiones, los deshidrata. Los restos del arbusto aromático sudafricano Tarchonanthus se identificaron en la parte superior de una de las camas de hierba de uno de los estratos más antiguos de Border Cave. Esta planta todavía se usa en el Este de África para repeler a los insectos en las zonas rurales.
- Estas camas se emplearían para el descanso y también para acondicionar espacios cotidianos de trabajo, ya que sobre ellas se han encontrado restos de talla de piedra, remontajes de fragmentos y restos de ocre rojo y naranja (que suele utilizarse para decoración corporal o de objetos).
- Se han hallado restos de hogares apilados a lo largo de la secuencia (que abarca 200-38 ka). En este lugar se producía fuego a voluntad y de manera habitual, y se usaban las cenizas junto con plantas para acondicionar los campamentos y mantenerlos limpios y libres de insectos o parásitos. Dichas estrategias de acondicionamiento del espacio de habitación habrían tenido beneficios para la salud y, probablemente, mejoraron las condiciones de vida de esas comunidades. Aparte, recordemos que los hogares funcionaban probablemente como zonas de agregación: junto a ellos se duerme, se realizan tareas y se desarrollan interacciones sociales.
- Aunque aquellos grupos eran muy móviles, en algunos casos pudieron haber habitado en campamentos base durante semanas, y el acondicionamiento y limpieza del espacio, como en Border Cave, pudo ser una práctica habitual en dichas estancias largas.
Referencia: Wadley L. et al. (2020). Fire and grass-bedding construction 200 thousand years ago at Border Cave, South Africa. Science.
Imagen de portada: Border Cave in the Lebombo Mountains. Panorama from drone images. Copyright A. Kruger
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200,000 years ago humans already used grass beds (Border Cave, South Africa)
Press release
Researchers in South Africa’s Border Cave, a well-known archaeological site perched on a cliff between eSwatini (Swaziland) and KwaZulu-Natal in South Africa, have found evidence that people have been using grass bedding to create comfortable areas for sleeping and working on at least 200 000 years ago.
These beds, consisting of sheaves of grass of the broad-leafed Panicoideae subfamily were placed near the back of the cave on ash layers. The layers of ash was used to protect the people against crawling insects while sleeping. Today, the bedding layers are visually ephemeral traces of silicified grass, but they can be identified using high magnification and chemical characterisation.
The Border Cave study was conducted by a multidisciplinary team from the University of the Witwatersrand, South Africa, the CNRS (University of Bordeaux), and Université Côte d’Azur, France, the Instituto Superior de Estudios Sociales, Tucumán, Argentina, and the Royal Institute for Cultural Heritage, Belgium. The research was published in the high impact journal Science.
“We speculate that laying grass bedding on ash was a deliberate strategy, not only to create a dirt-free, insulated base for the bedding, but also to repel crawling insects,” says Professor Lyn Wadley, principal researcher and lead author.
“Sometimes the ashy foundation of the bedding was a remnant of older grass bedding that had been burned to clean the cave and destroy pests. On other occasions, wood ash from fireplaces was also used as the clean surface for a new bedding layer.”
Several cultures have used ash as an insect repellent because insects cannot easily move through fine powder. Ash blocks insects’ breathing and biting apparatus, and eventually dehydrates them. Tarchonanthus (camphor bush) remains were identified on the top of the grass from the oldest bedding in the cave. This plant is still used to deter insects in rural parts of East Africa.
“We know that people worked as well as slept on the grass surface because the debris from stone tool manufacture is mixed with the grass remains. Also, many tiny, rounded grains of red and orange ochre were found in the bedding where they may have rubbed off human skin or coloured objects,” says Wadley.
Modern hunter-gatherer camps have fires as focal points; people regularly sleep alongside them and perform domestic tasks in social contexts. People at Border Cave also lit fires regularly, as seen by stacked fireplaces throughout the sequence dated between about 200 000 and 38 000 years ago.
“Our research shows that before 200 000 years ago, close to the origin of our species, people could produce fire at will, and they used fire, ash, and medicinal plants to maintain clean, pest-free camps. Such strategies would have had health benefits that advantaged these early communities.”
Although hunter-gatherers tend to be mobile and seldom stay in one place for more than a few weeks, cleansing camps had the potential to extend potential occupancy.