Dos millones de años de cambios climáticos y evolución humana

Dos millones de años de cambios climáticos y evolución humana

Un nuevo trabajo describe la relación entre las distintas situaciones climáticas acaecidas a lo largo de los últimos dos millones de años, con la presencia geográfica y los momentos de expansión y reemplazo de las principales especies de homininos que han evolucionado en el planeta durante este periodo. Se trata de un enorme proyecto, con algunas líneas de investigación que comenzaron hace ya dos décadas y que fueron proporcionando publicaciones de resultados parciales.

Comencemos recordando qué son los ciclos de Milankovitch. Hace ya un siglo, el científico serbio Milutin Milankovitch desarrolló modelos matemáticos que relacionan la variación orbital de la Tierra, motivada por las interacciones gravitacionales con el Sol, la Luna y el resto de planetas, con la distribución y estacionalidad de la irradiación solar, y que sirven para entender los condicionantes naturales del clima en el pasado y en el futuro. Así, hay tres grandes movimientos orbitales que condicionan el clima del planeta:

  • Oblicuidad: es una leve variación del ángulo que forman la eclíptica (plano de la órbita terrestre) y el plano del ecuador, y que oscila entre 21,5º y 24,5º cada 41.000 años. Cuando este ángulo aumenta, la estacionalidad es mayor.
  • Excentricidad: la órbita terrestre es una elipse cuya excentricidad varía entre 0,0034 (es decir, una forma casi circular) y 0,06 a lo largo de dos ciclos superpuestos: uno principal cada 413.000 años y otros con frecuencia de 100.000 años. Afecta a la cantidad total de radiación solar recibida: máxima en perihelio (menor distancia al Sol, 147 millones de km) y mínima en afelio (mayor distancia al Sol, 152 millones de km). Con excentricidad máxima, la diferencia de insolación entre perihelio y afelio alcanza el 30% (actualmente es el 3,5%).
  • Precesión: es la circunferencia que va dibujando el eje entre los dos polos terrestres (como una peonza cuando va deteniéndose) cada 25.771 años. Impacta invirtiendo las situaciones de verano e invierno en afelio o perihelio.

Elementos fundamentales de la órbita terrestre y ciclos de Milankovitch. Crédito: Javier Martín-Chivelet et al (2015)

Actualmente nos encontramos en un periodo interglaciar con excentricidad baja (0,018) y decreciente, oblicuidad media (23,4º) y decreciente, y el perihelio ocurre durante el verano austral. Tenemos estaciones bien contrastadas, y el hemisferio norte está inclinado hacia el Sol en afelio (verano boreal), lo que suaviza las temperaturas estivales (variación menos extrema), y al contrario en el hemisferio sur (variación más extrema).

Sigue leyendo

Sobre el origen de los homininos y de Homo sapiens, en «A Ciencia Cierta»

Enlace al podcast del programa A Ciencia Cierta 31/01/2018 en CV Radio, dirigido por Antonio Rivera. Participo hablando de los orígenes de los homininos y de nuestra especie Homo sapiens.  A partir del minuto 2:05 y hasta el 22:20.

Ir a descargar

Sahelanthropus tchadensis

Sahelanthropus tchadensis, reconstruction of TM 266-01-060-1. Photo credit: Smithsonian National Museum of Natural History

¿Dónde está el origen de nuestro género Homo?

< English version below>

Hace entre 2,5 y 3 millones de años (Ma), el clima del planeta comenzaba un periodo de cambio drástico, un enfriamiento global. En el norte los hielos se expandieron y en África los ecosistemas pasaron de frondosos bosques tropicales a ambientes abiertos con mayor aridez y abundancia de sabanas herbáceas y praderas, con plantas tipo C4 en expansión.

Este contexto provocó presiones evolutivas y con ello cambios complejos en los homininos que existían por entonces, los australopitecinos. Concretamente, en el este de África vivían los Australopithecus afarensis desde hace 3,7 Ma, y en el sur los Australopithecus africanus, más recientes. La evolución de aquellos primates había desarrollado los aspectos clave de la morfología que nos hizo humanos, como la dentición reducida, la forma y posición de la pelvis y la biomecánica que les permitía caminar de forma bípeda. Pero los nuevos cambios evolutivos se fueron reflejando en nuevas formas muy distintas. Así, encontramos a los primeros representantes de Paranthropus, a los primeros representantes de nuestro género Homo, y las primeras herramientas de hueso y de piedra, cuyos autores todavía son una incógnita en muchos casos. Tenemos industria Olduvayense desde hace 2,6 Ma (Gona, Etiopía), pero en 2011 se encontraron útiles mucho más antiguos en Lomekwi (Kenia) de 3,3 Ma.

En este contexto, el origen de nuestro género Homo es uno de los principales retos que tiene la paleoantropología. En líneas generales, se suele identificar a los primeros Homo observando varios tipos de cambios:

  • Los cambios físicos en el tamaño del cerebro, la cara, el paladar, los molares y las proporciones corporales.
  • Los cambios en el comportamiento, con un mayor protagonismo en la adquisición de carne y la fabricación de útiles para procesar y extraer recursos de animales.
  • Los cambios en el ciclo biológico y pautas de crecimiento, aunque estos no se fueron configurando aún en las formas tempranas de Homo.
Homo habilis hunters

Homo habilis hunters. Photo credit: Mauricio Antón

Sigue leyendo

¿El origen de Homo sapiens hace más de 300.000 años?

El conjunto de fósiles de Jebel Irhoud, Marruecos, adquiere desde ahora una importancia mucho más destacada. Conocíamos los restos de varios individuos hallados en 1961 y 1962: dos cráneos adultos (incluyendo el fósil más icónico Irhoud 1, un cráneo casi completo), una mandíbula infantil, un húmero infantil y un fragmento de coxis.

Debido a su datación inicial de 160 Ka, la presencia de rasgos primitivos, y su asociación a herramientas descritas como musterienses, en 1962 inicialmente se sugirió que eran neandertales. Sin embargo, en las décadas siguientes el consenso científico se movió hacia que los especímenes de Jebel Irhoud eran Homo sapiens, que presentaban una combinación de rasgos arcaicos y rasgos derivados que se fueron desarrollando en distintas regiones de África (Hublin, 1985; Hublin, 1992; Bräuer, 1984; Rightmire, 1984).

Jebel Irhoud cráneo y mandíbula

Jebel Irhoud, reproducción cráneo y mandíbula. Crédito imagen: Philipp Gunz, MPI EVA Leipzig

Sigue leyendo

A Moroccan cradle for Homo sapiens?

By Chris Stringer, The Natural History Museum London. 

Many scientists accept that the human fossils from Omo Kibish and Herto in Ethiopia, dated between about 150-200,000 years ago represent the earliest known members of our species Homo sapiens. However, I now accept that evidence is building from both fossils and DNA that the modern human and Neanderthal lineages separated at least 500,000 years ago. In my view, the date of this divergence should mark the origin of these two groups, with the implication that there should fossils in Africa and Eurasia older than 200,000 years that lie on the respective lineages of modern humans and Neanderthals.

There is good evidence that this is true for the Neanderthals in Europe, since the Sima de los Huesos (‘Pit of the Bones’) fossils from Atapuerca can now be firmly placed on the Neanderthal lineage from both their anatomy and their DNA at around 430,000 years. Although we don’t yet have good ancient DNA evidence from Africa, I have suggested that fossils such as Florisbad (South Africa), Eliye Springs (Kenya) and Jebel Irhoud (Morocco) might well represent early or “archaic” Homo sapiens that existed before the full suite of modern human characteristics had evolved. Moreover, it is possible that earlier and neglected fossils from sites such as Salé and Thomas Quarries (Morocco), and Ndutu (Tanzania) could be even more ancient members of our species, Homo sapiens.

I used to argue that “anatomically modern humans” (including fossils that essentially look like us today) are the only group that should be called Homo sapiens. Now, I think that anatomically modern humans are only a sub-group within the species Homo sapiens, and that we should recognise the diversity of forms within early Homo sapiens, some of which probably went extinct.

When I set out on my PhD trip in 1971 to study and measure as many as possible of the early modern and Neanderthal skulls curated in European museums, there was one fossil that particularly intrigued me. This was the enigmatic cranium from Jebel Irhoud in Morocco, found a decade earlier, and described as an ‘African Neanderthal’, dated at about 40,000 years old. Imagine my disappointment when I arrived in a Paris museum and was told by an anthropologist that the specimen had just been returned to Morocco. Seeing my crestfallen face over coffee, another worker told me that the fossil was, in fact, locked in a cupboard in the first anthropologist’s room, but he would give me clandestine access to it for a short time the next morning. It was well worth the chicanery and the wait, for as soon as I saw the large but modern-looking face of Jebel Irhoud 1, I knew it was no Neanderthal – it completely lacked their puffed-out cheek bones, midfacial prominence, and enormous nose. But I couldn’t make much sense of Jebel Irhoud in my PhD conclusions as it was apparently too recent and therefore too close in age to actual early modern fossils from Israel and Europe to represent a potential ancestor for modern humans.

Jebel Irhoud 1

Jebel Irhoud 1 skull. Photo credit: Chris Stringer

Sigue leyendo