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La cueva Prado Vargas es una de las cavidades del espectacular sistema kárstico de Ojo Guareña, uno de los más grandes de Europa, situado al norte de la provincia de Burgos (España).
La historia de los hallazgos en Prado Vargas comienza en 1986, con varias catas de Trino Torres buscando restos de oso de las cavernas, en las que encontró artefactos líticos de talla musteriense. Precisamente, Torres fue quien había hallado en 1976 la primera mandíbula de la Sima de los Huesos ATA-1 (buscando también restos de oso), que confió a Emiliano Aguirre, primer director de los trabajos de excavación moderna en Atapuerca.
Cuando Marta Navazo se topa con la caja de estos materiales, contacta con Torres para estudiarlos, y en 2005 realizan otra pequeña excavación. «En ese momento comprendo el potencial del sitio y me enamoro de él», describe Navazo con emoción. Desde 2016, los trabajos sistemáticos liderados por Navazo, Rodrigo Alonso y Alfonso Benito han recuperado un amplio conjunto de restos en el nivel 4, datado entre 39,8-54,7 ka (miles de años) por OSL y radiocarbono, publicados en 2021.
Este yacimiento contribuye a entender la actividad, estrategias y cultura de los últimos grupos neandertales en el norte de la península ibérica, y aporta una importante información en el marco temporal de la desaparición de esta especie. A continuación, resumo en qué consisten los hallazgos en este lugar. Agradezco a Marta Navazo su amabilidad y la información facilitada.
- 70 m2 excavados con más de 8000 restos recuperados, entre huesos, dientes, carbones y artefactos líticos y óseos.
- Huesos y dientes de distintas especies de fauna: ciervo, caballo, conejo, oso, bisonte, zorro, etc. La fragmentación de los huesos indica que los neandertales llevaron las extremidades de los animales al interior de la cueva, donde procesaban la carne y fracturaban los huesos para aprovechar la médula.