Dos nuevos Homo erectus y ¿coocurrencia de dos tecnologías?

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Me ha parecido fascinante la reciente publicación de dos cráneos que se unen a la colección africana de Homo erectus, aunque en realidad ya se encontraron hace 20 años en el yacimiento etíope de Gona, en el triángulo de Afar:

  • BSN12/P1 es un cráneo parcial recuperado al norte del río Busidima, con antigüedad estimada 1,26 millones de años (Ma). No se han encontrado dientes asociados. Su gran tamaño (800-850 cc) y robustez recuerdan al cráneo OH 9 de Olduvai (Tanzania), el más antiguo conocido con 1000 cc. De hecho, recordemos que OH 9 se propuso como representante en África de Homo erectus sensu stricto (la forma asiática de los erectinos). La asignación de BSN12/P1 a la especie Homo erectus no fue problemática, por la semejanza de sus rasgos con los encontrados en otros fósiles tanto africanos (KNM-ER 3883, UA-31 ‘Buia’, BOU-VP-2/66 ‘Daka’) como asiáticos de Java y China. Destacan el toro supraorbital robusto y proyectado, la depresión postoral, la forma craneal larga y baja y el engrosamiento frontoparietal.
  • DAN5/P1 es un cráneo mucho más completo, que conserva dentición maxilar, recuperado al norte del río Dana Aoule, a 5,7 km del anterior, con antigüedad estimada 1,5-1,6 Ma. Tiene apariencia grácil y un tamaño pequeño, con tan solo 598 cc, que supone la menor capacidad craneal entre los Homo erectus adultos conocidos. Algunos rasgos similares a los del cráneo anterior, junto con los premolares reducidos y los molares en tamaño creciente M2<M3, le sitúan más cerca del taxón Homo erectus que de Homo habilisHomo rudolfensis. En general, recuerda a la colección (polimórfica) de Dmanisi (Georgia) de 1,8 Ma, salvo en su región occipital menos curvada, el surco postorbital más pronunciado, y el paladar más profundo. También tiene similitudes con el juvenil KNM-ER 42700 (1,5-1,6 Ma) y el más reciente KNM-OL 45500 (0,95 Ma). Y tiene menos semejanzas con especímenes habilinos como los fósiles incluidos en el «grupo 1813» (nombre tomado por el cráneo KNM ER 1813 asignado normalmente a H. habilis). La diferencia de tamaño entre los dos cráneos se ha interpretado como una evidencia de dimorfismo sexual: DAN5/P1 sería un individuo femenino y BSN12/P1 masculino.

Lo más interesante del trabajo tal vez es que, asociados a estos fósiles, también se han recuperado herramientas líticas sencillas, como núcleos y puntas de tipo olduvayense (Modo 1), y otras más complejas, como bifaces de tipo achelense (Modo 2), junto con muchos restos de fauna. Aquellos sitios eran lugares boscosos cercanos a ríos y a otros espacios abiertos, con gran biodiversidad. De BSN12 proceden 202 restos líticos (39 en contexto), y de DAN5 se recuperaron 104 (35 en contexto). En DAN5 también se encontraron huesos de fauna con marcas de corte (elefante, antílope), no solo en asociación con el hominino, sino también en otros yacimientos 140 m al sur y 50 m al oeste del mismo contexto estratigráfico.

¿Qué significa la coexistencia de herramientas de distinta complejidad durante un intervalo de tiempo tan amplio? ¿Representan realmente dos tecnologías, o son fundamentalmente conjuntos achelenses con algunas lascas más simples? No es el único sitio con un hallazgo de estas características, también Kokiselei 4 en la Formación Nachukui (West Turkana, Kenia). En todo caso, nos hacen replantear cuestiones muy interesantes sobre dicha coexistencia, la duración del olduvayense tras la consolidación del achelense, y el momento, causas y caracterización de esta transición hacia los primeros artefactos del Modo 2 en el entorno de hace 1,7 Ma, que se observan en los yacimientos mencionados y en otros como Konso Gardula (Etiopía), FLK West en Olduvai (Tanzania) y Vaal River y Sterkfontein Member 5 (en Sudáfrica, de difícil datación, tal vez algo más recientes). Todavía hemos de determinar si el achelense fue «importado» desde otras localizaciones, o lo originaron homininos con cultura olduvayense. Pudo ocurrir una cierta flexibilidad cultural o conductual que ocurriría en algunos grupos y, por otra parte, unos grupos tendrían más «avance» cultural que otros. Estos hallazgos pueden estar atestiguando alguna de estas hipótesis. ¿Cuántas veces sería desarrollada esa industria, cuántas veces desaparecería?

Otro reciente trabajo propone que hace entre 1,8 y 1,2 Ma los homininos seleccionaron en Olduvai (Tanzania) los materiales para sus herramientas no en función de su cercanía, sino por su filo, dureza, potencial de carga y durabilidad. Sorprende esta complejidad en el diseño y la producción de artefactos en una cronología tan antigua, que podrían emplearse para el despiece de animales durante el carroñeo, y también para cortar vegetales e incluso madera. Parece indudable el avance y la flexibilidad conductual de determinados grupos, pero aún manejamos un margen temporal demasiado amplio para entender cómo y dónde sucedió y se consolidó esa evolución tecnológica.

Más información

Cráneos DAN5/P1 (A) y BSN12/P1 (B) (crédito: Scott W. Simpson, Case Western Reserve University). Herramientas Modo 2 y Modo 1 de (A) BSN12 y (B) DAN5 (crédito: Michael J. Rogers, Southern Connecticut State University).

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Animales sociales confinados en casa | Social animals confined at home

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Solemos escuchar que los humanos somos «animales sociales». También lo son el resto de primates y otros animales, pero nosotros hemos evolucionado de forma que los comportamientos y las relaciones sociales influyen prácticamente sobre la totalidad de nuestra actividad y nuestro tiempo. El funcionamiento de nuestro cerebro, de las hormonas y muchos otros elementos de nuestro sistema biológico está fuertemente vinculado a nuestras relaciones sociales.

La humanidad está ahora atravesando una situación desconocida a nivel global: un distanciamiento social obligado por una pandemia. ¿Qué impacto puede tener este escenario en nuestro día a día? Cuando los humanos estamos solos y aislados, pueden aparecer problemas físicos y mentales. Sin necesidad de pensar en depresiones, simplemente recordemos las veces que hemos leído y oído a personas con dificultades para concentrarse en estos días, cuando antes no las tenían.

La buena noticia es que los humanos también hemos demostrado una gran resiliencia en dos millones de años de evolución. La Real Academia Española define resiliencia como «Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos». Inventando recursos técnicos, los humanos nos hemos ido adaptando a fuertes cambios en nuestro entorno que han condicionado nuestro medio de vida y nuestras relaciones. La colaboración entre humanos ha sido siempre una clave para asumir y, de hecho, aprovechar los cambios.

«Compartimos una historia evolutiva de densa cooperación y ayuda mutua, de sortear juntos las dificultades de la vida e imaginar y crear nuevas posibilidades. Llevamos escritas la vida social y la innovación en nuestra neurobiología y nuestra fisiología. Ellas nos brindan la herramienta para resolver los retos que la era del coronavirus plantea a nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra cultura». (Agustín Fuentes, antropólogo) Sigue leyendo

Tecnología lítica en el Paleolítico: Ready to Rock(s)

Conocemos evidencias de tecnología lítica con una antigüedad sorprendente, de cuando todavía existían australopitecos sobre la Tierra (Lomekwi en Kenia hace 3,3 millones de años, Gona en Etiopía hace 2,6, etc.). La acción de golpear piedras con un cierto fin supone un proceso cognitivo muy complejo, por lo que los hallazgos de artefactos líticos nos dan una importante información sobre las capacidades adaptativas y psico-biológicas de los «primeros» grupos humanos.

Durante la pasada Semana de la Ciencia, pude disfrutar la exposición Ready to Rock(s) en la Biblioteca Central de la UNED, un recorrido por las principales tecnologías líticas en el Paleolítico: Olduvayense, Achelense, Paleolítico Medio/Middle Stone Age y Paleolítico Superior/Later Stone Age. La muestra tenía excelentes materiales y contenidos didácticos que he querido compartir en el blog, con mi agradecimiento a José Manuel Maíllo por las referencias proporcionadas que aquí resumo.

Olduvayense

Las primeras evidencias de tecnología lítica utilizada masivamente aparecen desde hace 2,8 millones de años en África del Este (Gona y Hadar en Etiopía, Koobi Fora en Kenia, Olduvai en Tanzania, etc.), África del Sur (Swartkrans en Sudáfrica), Sahara (Aïn Hanech en Argelia) y Eurasia (Dmanisi en Georgia, Orce y Sima del Elefante en España, etc.).

De izquierda a derecha: núcleo unipolar de lascas en cuarcita, chopper en arenisca, chopping tool en sílex, núcleo unipolar de lascas en sílex. chopping tool en arenisca. Foto: Roberto Sáez

Estos grupos humanos realizan cadenas operativas cortas, con pocos gestos y golpes, pero que resultan efectivas para las actividades que realizan. Pero, en contra de lo que pudiese parecer, los gestos técnicos empleados son más complejos de lo que creemos, encontrando ya las premisas esenciales para la talla: selección de materias primas, en ocasiones buscadas a varios kilómetros de distancia, uso de los principios de talla y obtención y configurado de los soportes deseados. Estos soportes o piezas características son los choppers (cantos trabajados únicamente en una cara) y los chopping tools (cantos trabajados por dos caras adyacentes) con los que se crean filos robustos. Además, también tallaron núcleos, más o menos estandarizados, para obtener lascas con filos cortantes. 

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