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Un curioso estudio de talla experimental con équidos viene a llamar la atención a la hora de interpretar algunas piezas olduvayenses. Recordamos que esta industria comienza a extenderse desde hace 2,6 Ma (millones de años), y está compuesta por lascas y nódulos fragmentados con filos cortantes. Pues bien, tras observar los productos de piedras golpeadas por burros, Santiago David Domínguez-Solera y otros compañeros idearon un protocolo experimental con équidos no herrados, dejándoles ciertas rocas durante 52 días para desgastar sus pezuñas, con foto-trampas para registrar las acciones. Fueron 12 nódulos de cuarcita y 2 de sílex, con dimensiones similares a las de los empleados por los homininos olduvayenses (aproximadamente 20×15 cm). Los animales eran tres burras adultas (Equus africanus asinus) de 200-300 kg de peso, y también durante dos días una yegua (Equus caballus) de 500 kg, en un entorno controlado y abierto de una hectárea de tamaño cerca de Cuenca (España).
El resultado de este trabajo fueron 37 «artefactos» producidos por el impacto de las pezuñas sobre las rocas, así como por la presión al pisarlas ocasionalmente. Los équidos las rompían en pedazos de un solo golpe. A veces, la repetición de impactos daba lugar a núcleos «muy reducidos». Las lascas resultantes se parecen mucho a las piezas olduvayenses talladas con técnica bipolar. «Esta técnica consiste en trabajar los nódulos sobre un yunque partiéndolos por la mitad y sacando lascas, y era muy frecuente hace unos 2 Ma en el este de África, aunque con este método también se pueden obtener productos más finos como las hojitas gravetienses de El Palomar (Yeste, Albecete)», añade para este blog José Manuel Maíllo Fernández, coautor del trabajo.
Previamente se había documentado el corte de piedras por bonobos (muy diferente a la talla olduvayense realizada por homininos) y también por monos capuchinos en Brasil. Estos son los únicos primates no humanos que en estado salvaje golpean unas rocas con otras a propósito para romperlas, aunque no con el objetivo de usarlas como herramientas, sino para chupar las sales que hay dentro de la roca como complemento nutricional. En este caso, la extracción repetida de lascas desde un mismo canto se facilita al estar la piedra recogida dentro de suelos conglomerados. Cuando el martillo y el canto están fuera del suelo, los monos capuchinos no realizan esta acción. Sigue leyendo →
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