Una década de conocimiento de evolución humana

Hoy este blog sobre evolución humana cumple diez años. Estudiar y describir la evolución humana es sensacional, es una aventura narrativa que se despliega a través de milenios, en la que cada trimestre añadimos al menos una veintena de capítulos. Se suele decir que determinados fósiles o descubrimientos obligan a reescribir buena parte de esta aventura. En realidad, sabemos que esto no es así, que los giros inesperados no hacen cambiar todo lo anterior de una historia, sino que la completan de una manera más rica y la hacen más emocionante. Vamos sumando páginas en el libro de nuestra propia historia biológica, intentando entender nuestro desarrollo en la naturaleza, nuestra resiliencia y supervivencia, y nuestras fortalezas y debilidades que nos han llevado a ser lo que somos. Queremos saber qué nos diferencia de otros animales. Nos entendemos superiores en cuanto a capacidades para adaptarnos, desarrollar tecnología, colaborar, cuidarnos unos a otros. Nuestra evolución se ha apoyado mucho más en explotar la inteligencia social que en colmillos y garras. Pero también nos miramos en el espejo de otros animales que se parecen a nosotros y en ocasiones utilizan habilidades similares, signo de que seguimos sintiendo un vínculo con nuestra historia evolutiva. Además, al estudiar nuestros orígenes también podemos obtener algunas pistas sobre nuestro futuro, anticipando los factores que moldean nuestra especie para seguir evolucionando, sin olvidar nuestra relación de interdependencia con el medio natural. Cuando ocurren catástrofes naturales, vuelven a llamarnos con más fuerza la humildad y la responsabilidad que tenemos para cuidarnos y conservarnos, para guardar nuestro legado evolutivo.

En estos diez años hemos obtenido más evidencias de que otras especies humanas como Homo erectus y H. neanderthalensis también se adaptaron y triunfaron, sobreviviendo cientos de milenios, más de lo que llevamos existiendo los H. sapiens. Los primeros existieron hasta hace 100.000 años en la isla de Java. Los segundos sufrieron constantes mermas en su población debido a las condiciones climáticas que impidieron una mayor estabilidad en su expansión por el continente europeo. La baja diversidad genética de nuestros primos humanos, junto con el aumento de la presión demográfica que ejercía nuestra especie, terminaron por hacerles desaparecer. Eso sí, antes de ello neandertales y sapiens se cruzaron en repetidas ocasiones, influyendo en decenas de regiones de nuestro genoma, y condicionando determinadas funciones de esos genes, algunas beneficiosas para nuestra especie, como mejoras en nuestro sistema inmunitario, y otras no tanto, como la predisposición a la esquizofrenia y el autismo.

Y es que, si estudiar la evolución humana en el fondo es un acto de autoconocimiento, la paleogenética ha supuesto un impulso decisivo para ello. Las tecnologías desarrolladas en esta década no sólo han permitido secuenciar casi por completo el ADN de una especie humana extinguida como la neandertal, sino que están facilitando la rápida creación de grandes bases de datos de ADN antiguo (y moderno), un incremento de conocimiento extraordinario. Y en este contexto subrayo dos avances concretos: la recuperación de ADN antiguo del sedimento de las cuevas sin necesidad de fósiles, y la proteómica como nueva palanca para identificar relaciones filogenéticas y otros datos a partir de restos donde el ADN no se puede conservar, algunos de homininos tan antiguos como los parántropos. Estoy convencido de que en la siguiente década ciertos estudios proteómicos llevados a cabo sobre restos de H. erectus por fin darán resultados, tras algunos intentos fallidos. Pero no quiero dejar atrás a los parántropos, esa rama paralela en nuestro frondoso arbusto evolutivo. Un linaje que ya no sólo nos asombra por su megadontia y su peculiar morfología craneal, sino porque pudieron haber sido fabricantes de herramientas, o al menos usuarios. Así lo sugiere la intrigante asociación de artefactos líticos olduvayenses, restos de fauna y dientes de parántropo en un mismo sitio en el este de África, Nyayanga, fechados en 2,6-3 Ma (millones de años). ¿Fueron parántropos los protagonistas o las víctimas de un banquete allí? A los pobres parántropos les solemos negar su capacidad de fabricar herramientas de forma tan pasional como a los neandertales su capacidad artística, en nuestro afán de etiquetar todo con sí/no, blanco/negro. Tampoco pasemos por alto la antigüedad de aquellos útiles olduvayenses: esta tecnología pudo haberse originado hace unos 3 millones de años, en algún momento cercano a la ocurrencia de los artefactos de Lomekwi. La asociación Olvuyasense-primeros humanos cada vez la veo menos clara. Y mucho menos aún la asociación primeros humanos-Homo habilis. El hipodigma de esta especie parece tener más en común con Australopithecus que con los Homo posteriores. En cambio, vamos encontrando especímenes de Homo erectus cada vez más antiguos, tanto en el sur de África (el cráneo DNH 134 de Drimolen, de unos 2 Ma) como en el este (la mandíbula infantil Garba IVE, de más de 2 Ma, y el occipital KNM-ER 2598, de 1,9 Ma). También el origen del Achelense se va anticipando. El tiempo termina relajando las pasiones y matizando los tonos de grises cuando se basan en un conocimiento tan limitado como el que tenemos de la pintura que intentamos comprender.

En el Pleistoceno medio tampoco hay más claridad, pero sí mucha más información. En Europa, la observación de grupos humanos de muy diversas morfologías, impactados por efectos de aislamiento, expansión y rehibridación como consecuencia de las glaciaciones, hace muy difícil determinar si un periodo limitado de medio millón de años es suficiente como para considerar procesos de especiación diferentes del desarrollo del linaje neandertal que estaba sucediendo. En Asia, la aparición de nuevos fósiles y la revisión de otros materiales publicados, motiva la identificación de un nuevo grupo monofilético diferente del formado por los especímenes africanos y europeos asociados a H. heidelbergensis/H. rhodesiensis, y hermano del clado H. sapiens, que representarían una evolución más próxima a nuestra especie que el linaje neandertal. En este grupo se incluirían fósiles chinos como Harbin, Hualongdong, Dali, Jinniushan y Xiahe, quién sabe si los denisovanos, así como otros fósiles no asiáticos, como los de H. antecessor. Sobre esta especie pronto comenzaremos a averiguar mucha más información, una vez regresados al nivel TD6 de Gran Dolina (Atapuerca), donde esperan cientos de nuevos fósiles para ayudar a situar la especie en relación con otras anteriores (H. erectus) y posteriores euroasiáticas.

Y dentro de esta enorme sopa genética, ¿dónde situamos el origen de H. sapiens? Aunque distintos estudios genéticos van evidenciando un origen africano, no está nada claro cómo y cuándo sucedió, pero vemos menos clara la posibilidad de una divergencia relativamente reciente a partir de una sola población ancestral, ya sea en el este o en el sur, como nos parecía hace una década. Un escenario probable es el desarrollo de más de varios linajes troncales poco estructurados que se mantuvieron en contacto genético durante cientos de milenios. Es decir, humanos que vivían en diferentes regiones de África estuvieron migrando de una región a otra y mezclándose entre sí durante un largo período. Pero si el origen de H. sapiens está en África, otro gran dilema es dónde buscar el ancestro común de H. sapiens y de la especie europea H. neanderthalensis. La evidencia genética sitúa ese antecesor común cerca de haces 800 ka (miles de años). Un buen lugar para buscarlo es el suroeste asiático, un «punto caliente» de extraordinaria biodiversidad, con clima favorable tanto en épocas glaciales como interglaciares. Aquella no fue una región extraña para ninguna de las dos especies, desde luego. Los neandertales la ocuparon durante milenios y, de hecho, pudieron llegar a constituir allí una barrera demográfica para distintas oleadas migratorias de sapiens. Aunque no para todas, ya que encontramos restos sapiens muy antiguos fuera de África desde Oriente Medio (una mandíbula de 160 ka en Misliya) y la península arábiga (una falange de 85 ka en Al Wusta), hasta el sudeste asiático (47 dientes de 80-120 ka en la Cueva Fuyan). La capacidad expansiva de nuestra especie nos sigue sorprendiendo también con descubrimientos de su presencia inesperadamente antigua en Europa occidental (Mandrin, 54 ka; Ilsenhöhle, 49-41 ka; y las posibilidades de Apidima, 210 ka, y Bañolas, 45-66 ka). Esto introduce el interesante escenario de una potencial asimilación de últimos grupos neandertales entre los colonizadores sapiens.

Se dice que la curiosidad humana fue determinante para empujar dichas expansiones. La misma que hoy en día nos hace interrogarnos por los descubrimientos que aguardan en los próximos diez años. ¿Me acompañas en este nuevo viaje?

La historia del blog Nutcracker Man empieza el 5 de mayo de 2014, tras mi visita a la exposición La cuna de la humanidad, en el Museo Arqueológico y Paleontológico de Madrid, en Alcalá de Henares. En las fotos: esqueleto del Chico de Nariokotome (Homo erectus), OH 24 (H. habilis), KNM ER 1470 (H. rudolfensis), OH 5 (Paranthropus boisei), Taung 1 (Australopithecus africanus), esqueleto de Lucy (Au. afarensis). Crédito: R. Sáez

22 pensamientos en “Una década de conocimiento de evolución humana

  1. Felicidades por los diez años!!! Y gracias por compartir todo este conocimiento!!

    PD. A ver cuándo podremos escuchar de nuevo al trío (Sáez-Maíllo-García) en «A ciencia cierta»… me he escuchado los tres audios unas cuantas veces pero quiero más! 😉

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  2. Felicitaciones y Gracias!! Siempre fascinante el contenido de tu blog. Haces un gran aporte a la divulgación y el conocimiento. Un fuerte abrazo, desde Buenos Aires. Gustavo Candela

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  3. Roberto, muchas felicitades por este aniversario, y muchas gracias por tu labor incansable. Son muchos años dedicados a hacernos más cercana nuestra historia evolutiva, cosa que todos tus lectores te agradecemos enormemente.

    Así que no me queda más que desear que podamos seguir leyendo esta bitácora durante muchos años más.

    Un fuerte abrazo!

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  4. Hola Roberto, enhorabuna por estos primeros 10 años de tu blog, muchas gracias por compartir con todos nosotros tus conocimientos y tantas noticias interesantes sobre la evoluciòn humana. ¡A por los siguientes 10 años!. Un abrazo.

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  5. Muchas gracias Roberto por compartir tus conocimientos, sin duda alguna tienes uno de los mejores blogs sobre evolución de nuestra especie y su parentela, cercana o lejana. Muchas gracias nuevamente desde el otro lado del charco.

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  6. Extraordinaria contribución académica, compartiendo y sintetizando conocimientos para conocer el devenir de la especie Homo sapiens sapiens, en el contexto evolutivo.

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