Bienvenido, Homo luzonensis

Casualmente, hace menos de 24 horas estaba reflexionando con las dificultades para definir la especie de los denisovanos, de la que conocemos 3 dientes, 1 fragmento de falange de dedo y 1 fragmento de hueso parietal. Sin embargo, gracias a su material genético sabemos de este grupo humano mucha más información que de otras cuantas especies de homininos. De hecho, algunas de estas fueron definidas a partir de fósiles que tal vez no eran demasiado representativos, o eran muy pocos (recordemos Homo heidelbergensis, definida a partir de la famosa mandíbula de Mauer).

Hoy celebramos la propuesta de inclusión de una nueva especie en el árbol evolutivo humano, Homo luzonensis. Y tenemos al menos dos motivos para esta celebración: el primero, porque no todos los días (ni meses, ni años) podemos ser testigos del hallazgo de restos humanos tan distintos que lleven a la formulación de una especie nueva; el segundo, porque en general ha despertado un conjunto notable de opiniones a favor de que esta especie «ha venido para quedarse», tal vez no tanto por lo diferente de sus fósiles (que también), sino por la causa probable de tal diferenciación: el extremo aislamiento de aquellos humanos.

Homo luzonensis fossils

Fossil remains of H. luzonensis from Late Pleistocene sediments at Callao Cave. Credit: Détroit, F. et al. Nature doi.org/10.1038/s41586-019-1067-9 (2019)

Conozcamos a Homo luzonensis 

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