Nuevos hallazgos de vínculos genéticos en el Paleolítico superior europeo

Nuevos hallazgos de vínculos genéticos en el Paleolítico superior europeo

El poblamiento de humanos modernos en Europa es un tema complicado. Algunos especímenes de alrededor de 45 ka (miles de años) como Bacho Kiro (Bulgaria) y Peştera cu Oase (Rumanía) tienen un rastro neandertal significativo en su genoma, mayor que el observado en otros individuos euroasiáticos. Pero esto no se da en otros sujetos del mismo periodo, como Zlatý kůň (República Checa) y Ust’Ishim (Rusia). Por tanto, posiblemente existieron distintos momentos o niveles de interacciones con neandertales. Lo más chocante es que ninguno de todos esos individuos dejó un rastro genético relevante en los europeos actuales. Aquellos grupos se extinguieron o fueron asimilados por expansiones poblacionales posteriores. Los genomas más antiguos que tienen vínculos genéticos con el linaje que condujo a los europeos actuales son Kostenki 14 (37 ka, Rusia occidental), Goyet Q116-1 (35 ka, Bélgica) y Bacho Kiro 1653 (35 ka, Bulgaria). El rastro genético de Kostenki está en el grupo (cluster) genético Věstonice, es compartido por individuos del Gravetiense (33-26 ka) y mantiene vínculos genéticos con el Solutrense (24-19 ka), pero sufrió el impacto poblacional que causó el Último Máximo Glacial (UMG), durante el cual las penínsulas del sur de Europa pudieron desempeñar un papel como refugios poblacionales.

¿Y después del UMG? Se ha identificado un vínculo genético entre el individuo Goyet Q116-1 e individuos del suroeste y centro europeos asociados con la cultura magdaleniense (19-14 ka), y rastro del grupo GoyetQ2 también aparece en individuos del final del Paleolítico y del Mesolítico. Mientras tanto, otro perfil genético distinto (Villabruna) surge hace unos 17 ka asociado a la cultura Epigravetiense (24-12 ka) desde la península itálica hasta el sureste europeo y los Balcanes.

Un nuevo trabajo (C. Posth et al, 2023) profundiza en las relaciones genéticas en el poblamiento de Europa en un amplio rango temporal (entre 35 ka y 5 ka) desde el Gravetiense hasta el Neolítico final, a partir del estudio del genoma de 356 cazadores-recolectores, incluyendo información genética nueva de 116 individuos, proveniente de 54 sitios de 14 países de Europa y Asia Central. Los principales hallazgos se resumen a continuación.

En el Gravetiense se diferencian dos grupos principales que compartían manifestaciones culturales, pero que tenían distinta ascendencia: el grupo representado hace 30-40 ka por Kostenki y Sunghir (Rusia) contribuyó al cluster Věstonice en el centro y sureste europeos, y por otro lado el perfil genético Goyet Q116-1 (Bélgica) dio lugar al cluster Fournol en el oeste y suroeste europeos. Hacia la segunda mitad del Gravetiense, una expansión este-oeste del cluster Věstonice dio lugar a una mezcla genética entre las dos poblaciones, pero no se observan descendientes del cluster Věstonice tras el UMG.

El rastro genético del Gravetiense tuvo una continuidad durante unos 20 ka, primero durante el UMG (25-19 ka) en poblaciones del suroeste de Europa asociadas a la cultura Solutrense (con afinidades principalmente con el grupo Fournol), y luego en la siguiente cultura Magdaleniense que se expandió hacia el noreste tras el UMG.

Iberia parece que fue un refugio durante el UGM. Probablemente los grupos magdalenienses GoyetQ2 y El Mirón provienen del cluster Fournel. Pero la península itálica no parece que fuera tal refugio: allí se observa un reemplazo genético que sugiere la sustitución local de grupos humanos en torno al UMG, acompañada de una dispersión de norte a sur de las poblaciones asociadas a la cultura Epigravetiense (cluster Villabruna), como se mencionó antes.

Desde hace al menos 14 ka, poblaciones vinculadas genéticamente con Villabruna se extendieron desde el suroeste hacia el norte y noreste de Europa. La «Dama de El Mirón» (Cantabria, norte de España) tiene un 43% de antepasado Villabruna, aunque el resto de individuos magdalenienses estudiados muestran menos proporción de dicha afinidad. En general, los individuos magdalenienses muestran un vínculo fuerte con los grupos gravetienses del oeste y suroeste europeos, y se observa un reemplazo importante por el cluster Oberkassel relacionado con un individuo del Epigravetiense del norte de la península itálica. Esta expansión y reemplazo del pool genético magdaleniense se daría desde el oeste de los Alpes hacia Europa central. Los grupos Obserkassel (oeste y centro de Europa) y Sidelkino (este de Europa) permanecieron aislados durante unos 6000 años hasta las primeras interacciones entre ellos observada hace 8 ka en el noreste de Alemania y la región superior del Volga.

Por su parte, otro trabajo relacionado (V. Villalba-Mouco et al, 2023) se centra específicamente en dos dientes de un individuo masculino del Solutrense (23 ka) de la cueva del Malalmuerzo (Granada, sur de España), que han proporcionado el genoma más antiguo de un habitante de la península ibérica del Paleolítico superior. Este individuo tenía un vínculo genético con grupos auriñacienses del centro de Europa y también contribuyó a grupos posteriores del Magdaleniense, lo que evidencia la continuidad genética en Europa occidental a pesar de los efectos dramáticos del UMG. Los descendientes de las poblaciones occidentales del Gravetiense, relacionados con las culturas Solutrense y Magdaleniense, permanecieron en esa zona del continente durante el periodo de más frío y luego se expandieron hacia el noreste. Sigue leyendo

Paleoantropología: novedades 1er trimestre 2020

Este último mes el gran protagonista ha sido la pandemia del COVID-19 y el confinamiento de los «animales sociales». Sin embargo, las novedades en el conocimiento de la evolución humana no han cesado, y durante el primer trimestre se ha mantenido un buen ritmo de publicación de las investigaciones en curso. Resumo 21 de ellas, ordenadas de mayor a menor antigüedad del objeto de estudio:

  • Una nueva publicación sobre Little Foot, el esqueleto más antiguo de un australopiteco (3,67 Ma), procedente de Sterkfontein Member 2. La morfología de su atlas (primera vértebra cervical), en combinación con estudios anteriores, refuerza los signos de una rica vida arbórea de este individuo, mayor que la de australopitecos más recientes, así como un menor flujo sanguíneo hacia el cerebro que homininos posteriores [+info].

Crédito: Beaudet A, Clarke RJ, Heaton JL et al (2020)

  • Se ha estudiado la estructura trabecular (hueso esponjoso) de la epífisis proximal del fémur del espécimen StW 311 de Sterkfontein, fósil atribuido a Paranthropus robustus o un Homo temprano, que procede del Member 5E con difícil datación entre 1,1 y 2,18 Ma (según distintos estudios). Este hueso sugiere articulaciones de cadera muy flexionadas indicativas de una trepa habitual. Por otra parte, la misma estructura ósea del espécimen StW 522 (más antiguo que el anterior, atribuido a Australopithecus africanus, del Member 4 datado entre 2-2,8 Ma), muestra un patrón de locomoción más moderno. Esto refuerza la complejidad de la transición hacia el bipedalismo, y con una diversidad locomotora entre los homininos [+info].

Epífisis proximal de StW 522 y StW 311. Crédito: Matthew Skinner

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Paleoantropología: novedades 2º trimestre 2019

Este ha sido un trimestre cargadísimo de avances en nuestro conocimiento sobre la evolución humana. He recopilado ¡32! y no recuerdo ningún otro resumen periódico con tantas… En realidad, ojalá el número siga creciendo y tenga que «quejarme» en más ocasiones.

  • Para empezar, destaco importantes hallazgos en Asia, continente con muchos huecos que rellenar todavía en el registro fósil humano. Vivimos la presentación de una nueva especie, Homo luzonensis, definida a partir de 13 fósiles procedentes de la cueva de Callao, al norte de la isla de Luzón (Filipinas): dientes, huesos de las manos y los pies, y un fragmento de fémur, que pertenecieron al menos a 3 individuos (2 adultos y 1 niño). Se han datado por series de uranio un metatarsiano descubierto en 2007 en 67 miles de años (ka), y un diente en 50 ka. Los dientes son muy pequeños, recuerdan a los de Homo floresiensis o humanos modernos en su tamaño y estructura simple, pero recuerdan a dientes de australopitecinos en el esmalte y las raíces. Las falanges de manos y pies son curvadas y tienen aspecto primitivo, similares a los de los australopitecinos, la del pie presenta signos de fuertes inserciones musculares para la flexión. Sugieren una adaptación a la vida arbórea: una reliquia, curiosa retención de rasgos de los humanos de que descienden [+info].

Fossil remains of H. luzonensis from Late Pleistocene sediments at Callao Cave. Credit: Détroit, F. et al. (2019) Nature

  • Hasta ahora los únicos restos que teníamos de los denisovanos eran 5 fósiles procedentes de la cueva de Denisova (Siberia, Rusia): 3 dientes, 1 falange de dedo y 1 fragmento de parietal. Es mayo se publicó una mandíbula de 160 ka de antigüedad perteneciente a esa especie y hallada en en la cueva de Karst Baishiya en Xiahe (China) a 3280 metros de altitud. Este espécimen muestra que los denisovanos se adaptaron a ese ambiente escaso en oxígeno, mucho antes de que Homo sapiens llegara a la región. La mandíbula de Xiahe representa por ahora el hominino mas antiguo en la meseta tibetana [+info].

The Xiahe mandible (a, b, d, e, views after digital removal of the adhering carbonate matrix). Credit: Chen F. et al (2019). A late Middle Pleistocene Denisovan mandible from the Tibetan Plateau

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